CUATRO BOCAS Y UN FUNERAL (II)
E ran como un poco más de la medianoche, seguíamos caminando por la acera, alumbrados por las luces de los faros que corrían a grandes velocidades. Mi conversación era incomoda, como reaccionarias si la persona que te citó viene con alguien más… En fin continúe con la sonrisa mas fingida, como si todo estuviera bien. Nos detuvimos frente a un edificio, la criatura (ya no la consideraba “mi criatura”), parecía entenderse con el portero y acto seguido entramos. El elevador nos llevo hasta el último piso, el pasillo llevaba hacia dos puertas, la de nosotros era la de la derecha. Entramos. Había una pareja preparada para una noche de copas. Con mucha amabilidad nos ofreció su bar y en menos de un estornudo ya todos teníamos vodka en la mano. La criatura se sentó al lado de su peor es nada, y yo en el sillón de a uno. Todos se conocían menos yo, y aunque me inquietaba por saber qué rayos pasaba, decidí someterme a la situación y continúe sentado, bebiendo y hablando. Cuando logre contr...