MI PRIMER HABITANTE
S i me dices: “me gustas”; habrás empujado una puerta que estaba cerrada hace meses. Encontrarás todo desordenado, empolvado (aunque no ha habido polvo) y oscuro. Detrás de esa puerta se encuentra todas mis emociones e ilusiones que dejé encerradas para que ya no sean expuestas ni manoseadas. Tú eres un nuevo habitante en mi cabeza, no tienes la culpa de nada. Me has conocido en un momento en que mis defensas son altas. La culpa es del inquilino anterior que estuvo meses viviendo cómodamente en mi mente. Dejaba encendidas todas mis ilusiones como focos navideños y dejaba abierta la llave del agua - a la altura de los ojos- inundando mis expectativas. Y después se fue sin avisar, endeudado y sin garantía. Desde ese entonces tengo nuevas políticas. Ya no doy ni el primer ni el segundo paso. No dejo entrar a nadie a menos que detecte sus intenciones. Hacer esperar es difícil pero vale la pena. Tuve que deshacerme de mi ansiedad y adquirí paciencia al por mayor. Si vas...