El chico del bus

Cuando alguien te gusta mucho, dejarse llevar por las emociones es como ir a la guerra, no sabes si regresarás vivo o herido de por vida. En la guerra, algunos pierden amigos o una pierna o un brazo; y en el amor puedes perder tus ilusiones, tus expectativas y, sobre todo, tu corazón, igual de difícil de reparar.  Tengo miedo aún. Tengo miedo dejarme llevar como una pluma cuando sopla el viento. Tengo miedo de entregar y no recibir en cantidad proporcional. Tengo miedo de los juegos mentales y egocéntricos de terceros que solo buscan divertirse como si tus ilusiones fueran un carnaval o una feria donde puedes subirte a los juegos sin pagar. Le conté mis temores a una amiga y ella me dijo algo que me dejó pensando: Cuando te enamoras y cuando eres correspondido; no tienes que decirlo o esperar que te demuestren algo, tu cuerpo lo sabe, tu respiración lo sabe y tus nervios lo saben. La química no es un floro o chamullo barato, es real; es tangible. La sientes al mo...

Cuando digo que ya nadie puede verme la cara de tonto, es cierto. Luego de tanto equivocarme he encontrado la formula para no tropezarme. Prácticamente ya conozco todas las especies de reptiles mentirosos que caminan en dos patas, Discovery Channel estaría orgulloso de mí. Ya me conozco todas las excusas y pretextos, al punto de prever lo que va a suceder y así alejarme a tiempo. Han sido lecciones bien jodidas de aprender. Mi orgullo está insoportable y no acepta burlas hacia mis buenas intenciones. Sin embargo, llegar a este punto ha sido un camino de espinas, porque al mismo tiempo he dejado de ser ingenuo, confiado y dadivoso. Ahora, inevitablemente mi cabeza identifica esas jugadas que antes me hacían y trata de hacerlas antes. Por culpa de los lobos del pasado, pagan pato los chicos buenos del futuro. Ahora soy yo, quien juega y soy yo quien dice “NO”. Soy yo quien se entretiene y hace promesas que no va a cumplir, qué no pienso cumplir. Y no me gusta porque ...

Los vistos que dejaste son incontables, como una flota de barcos a la deriva. Me han dejado naufragando en aguas saladas y oscuras. Han dejado mis preguntas sin respuestas, como mensajes dentro de botellas flotando en mar abierto.  Los vistos que dejaste los tengo guardados,  estoy seguro que vas a volver y tengo todo preparado para cuando eso suceda. Y no se trata de revancha, es más bien darte una cucharada de tu propia medicina.  A nadie le gusta perder el tiempo, ni a nadie le gusta ser usado. Debes tener veinte o más medallas de oro y plata en las olimpiadas pasadas, porque eres tan bueno huyendo y corriendo de tus problemas. Más veloz que el internet en las oficinas de google. ¡Deja el show! Ya se fue todo el público, ya cayó el telón. Vas a cumplir treinta años y actúas como un niño engreído al que no le compraron más chocolates en la bodega. Cuando vuelvas, te tendré una trampa, llena de disposiciones, ganas de verte y likes en tus ...