El chico del bus

  Papeles en blanco me sobran quisiera ponerle palabras, pero cuando te tengo frente a ti Mi garganta se intimida y se la traga como un puñado de aspirinas.   Tengo dolor de cabeza Debe ser por pensarte tanto Incluso entre comidas. Despierto o dormido estas en mi cabeza, en sueños y pesadillas.   Y cuando no estas Tengo tantas palabras que me faltan papeles me falta tiempo me da pereza escribir tanto es fatigante pensarte y escribirlo, entonces mejor dejar los papeles y cartas en blanco, ojalá pudiera hacer lo mismo con mi cabeza dejarla vacía de tu nombre, tu cara y tu cuerpo esculpido.   Al igual que mi diario Mi corazón tiene borrones y garabatos Volverte ilegibles para engañar a todo mi cuerpo que te espera, pero ya no volverás.   ¿acaso no son así los sentimientos? Difíciles de expresar Difíciles de sentir Difíciles se decir. Lo que siento por ti es difícil.   Ya no solo es mi cabeza También es mi cuerpo, me duele. Te has ido y no necesito una gitana U...

  Si bien el mundo se esta acomodando, aun hay mucha ignorancia alrededor de la comunidad LGTB; y ojalá solo fuese la falta de conocimiento, también hay odio y aversión a lo diferente por parte de los outsiders. En esta batalla a pesar de que hay dos bandos y siendo 2020, muchas veces los ataques provienen de tu propio ejercito. Parece inverosímil que no solo debemos preocuparnos por nuestros detractores heterosexuales, fanáticos religiosos, indolentes e indiferentes. Lo cual generaba palabras orbitando mi cabeza ¿es un gay el peor enemigo de otro gay? Suena a un retorcido guion digno de Quentin Tarantino. La verdad es que no tengo argumentos para contrariar esa pregunta que más suena a una afirmación. La verdad es que dentro de la comunidad también hay muchos gays haciendo bullying a otros gays. Existen desde siempre. Generalmente es la ley del más varonil, como el antagonista y las victimas aquellos chicos que se atreven y tienen el valor de ser más femeninos, no por decisión, si...

Cuatro sabios una vez dijeron que debo quedarme para cosas buenas. Despertar antes que la alarma sonase era una señal de un buen día a punto de venir. Abrigo hasta las rodillas, un par de jeans rotos, cabello tirado con los dedos hacia atrás y una buena lata de red bull, solo para asegurarme de estar despierto y no soñando. Necesitaba aires buenos y la ciudad me los estaba dando. Polaroids frente al Obelisco de la ciudad autónoma, sonriendo para las fotos como si fuese la misma Evita. Caminando en lugar de tomar el metro, ejercitando las piernas mejor que Maradona. El museo de la Fragata por la mañana y la casa rosada por la tarde. Saltando por rincones de Buenos Aires como una Rayuela de Julio Cortázar, sintiendo una nostalgia poética digna de Borges.   Al día siguiente, el clima amenazaba con cielo nublado y una regadera sobre nuestras cabezas, pero eso no me iba a detener y armé mi propia revolución turística anticlimática, digna del Che Guevara. Tomé un tren...