SOMOS UN DADO
Herencia de múltiples vivencias, eso es nuestro dado. Nunca en las mejores escenas de nuestra, a veces, errante existencia debemos caer en "uno", debemos buscar ser solo un seis. Con el seis estamos en la cima del momento, puedes sentir que conseguiste todas las manzanas del árbol, pero y si de repente descubres putrefacción dentro de ellas, bajas cinco puntos hasta la unidad, nuestro dado puede ser volátil.
Yo por ejemplo, me siento como cinco cuando estudio para un examen y como seis cuando lo paso o como cuando consigo el número ganador de la llamada esperada o uno si es que él nunca llama. Cinco es estar a un paso de conseguirlo todo, lo tienes seguro solo es cuestión de esperar el desenlace, aunque sé que como yo temes que la suerte te voltee el dado por completo ¿Quien controla nuestro azar?
Otros días soy un simplemente un uno total bajo una lluvia de bajones alarmantes que pueden hacer ríos que desembocan en cataratas tan altas que una vez en ellas imposibles remar hacia atrás.
Otros días soy un simplemente un uno total bajo una lluvia de bajones alarmantes que pueden hacer ríos que desembocan en cataratas tan altas que una vez en ellas imposibles remar hacia atrás.
Dos cuando llego a la arena de alguna playa y descubro que esta fría, el astro rey se negó a regalarnos parte de él, me la baja. Otras veces, bajo miles de globos azules en un salón con bulla, encuentro el color rojo que antes se me reventó. Con el número dos es una antesala a lo inevitable a lo fatal que no quieres que ocurra como la vez que terminé lanzando más sal al mar.
El tres es más fácil de manejar, en ese estado de fortuna todo cae sobre mis hombros cual Atlas, soy el encargado de decidir si hoy bajo mis manos y dejo el mundo caer o todo lo contrario. Como cuando llega el jueves, viernes, sábado y tengo las llaves, pero comienzo a dudar, con el tres todo puede salir bien o todo puede ir mal, y siendo fin de semana no sé si dejar abrir mis puertas o mantenerlas embrujadas con conjuros que solo algunos saben conjurar.
En una ocasión antes de que el sol se ahogara en el horizonte, o tal vez después de su muerte diaria, renuncié a un anillo porque no me quedaba bien y de hecho no me gustaba el sabor a chocolate tipo toffee de los labios de ese alguien que ahora es nadie. Me sentí ambiguo, me sentí un tres. Esas caras del dado aparecen a veces cuando temes dejar lo poco que posees y volver a no tener nada otra vez.
Cuando soy cuatro, olvido aquel dicho de "como atrapado entre cuatro paredes", estoy más dispuesto a pensar de manera optimista, se que llegará el día de mi suerte. Sabes que nevará y ya tienes las botas puestas, sabes que lloverá y abriste el paraguas al salir. Tu suerte esta echada y sabes lo que tienes que hacer para llegar a ser un seis. Es como la cacería, sabes que posees la mejor de las armas, lo que el bosque y sus criaturas esperan., estas preparado. Ser un cuatro es conocer donde estas y a dónde vas, no titubeas. Conoces los argumentos de los dramas y/o comedias, eres el narrador. Lo tienes todo fríamente calculado, y vas "in for the kill".
Del uno al seis, mientras agitamos los dados para lanzarlos vamos creando nuestro destino. Ángel y manipulador, diablo y benefactor, donamos lo que nos sobra, decimos cuanto queremos, cantamos mientras podemos, lloramos por miedo, dolor, amor, odio, frustración, tristeza, decepción depresión y pocas veces por alegría. Somos tan buenos como malos en cantidades proporcionales. Caemos del juego esperando de nuevo un turno, vemos a otros avanzar con una cara o la misma. A veces avanzamos nosotros ganando antes de llegar a la meta. La vida es un gran tablero donde avanzas y retrocedes , tocan seis otras veces tocan uno. Nuestras desiciones eligen el número/cara del dado.
¿Quien lanza el dado?
¿Quien lanza el dado?
Somos un dado y el jugador. Creo que no necesito mas explicación.
Tal vez seamos unos dados, pero... quién conduce nuestro azar?
ResponderEliminarSon nuestras decisiones? Algo más grande que nosotros o lo que muchos llaman destino?
Hay algo escrito?
Si hay algo seguro en este universo es que nada es seguro, quizás por eso andamos inventando fórmulas, patrones, números, sistemas y reglas; porque nos aterra la idea de tener menos control del que creemos tener.
Yo personalmente odio las estructuras pero si de algo estoy seguro es que hay momentos geniales en la vida, instantes llenos de gozo en que eres un 6, estas vibrando en estupenda frecuencia cuando insospechadamente... 3, 4, 5, 6: VAYASE A LA CARCEL!!!
No entiendes qué sucede, hiciste todo bien y diste sólo amor pero mil y una fuerzas pugnan por traerte abajo. Y vaya que lo consiguen...
También están los días en que la pesadumbre se instala en tu vida, inquilina indeseada con meses atrasados te paga sólo con desdicha y calamidades, cuando súbitamente... 1!!!, PARADA LIBRE! (te llevas el pozo de $2000)
Como si en el medio de tu miseria, la vida te viera a la cara y te entregase ese empujón mágico que tanto estabas anhelando, y sientes una alegría sencilla y bonita como una canción de cuna a tu corazón "estoy velando por ti nene, yo te quiero"; y todo se soluciona misteriosamente.
Mi amiga V. decía: Uno debe mirar la vida a la cara y amarla por lo que es, conocerla y amarla por lo que es.
Yo quiero esforzarme por mirar a todos con un 6.
Sí, soy un dado...
Pero tengo mi arca comunal bajo el tablero ;-)