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Mostrando entradas de julio, 2012

TREN DE ILUSIONES - ESTACIÓN #02 LO QUÉ EL TELÉFONO SE LLEVÓ

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D ice la gente que el tiempo se nos vuela de las manos , es verdad. Es incontrolable, por eso recurrimos a pedir un deseo a la fuente cristalina donde el cosmos se genera, lanzamos la moneda y mientras gira en el aire, lo piensas, lo vives, lo proyectas y lo deseas más que nunca. Poco después ese deseo se ve opacado por el transcurso de los días que no hacen otra cosa más que ignorar tus ilusiones. El alma se vuelve material y es carroñada por los cuervos despiadados de la indiferencia. Estaba cursando el segundo año escolar, pleno 2002. Colgué los tambores, y me dedique al taller de artes desde la segunda mitad del año.  El colegio es unos de esos lugares donde todo puede pasar en las excasas pero suficientes 6 horas que ahí sobrevivimos. Dos recreos, son dos excusas para olvidarse de todo, aislarse y tener un pedazo de soledad a veces necesaria. A mi me gustaba subir al último piso y mirarlo todo. Mirarla a ella por primera vez.  Todo empezó en el “día d...

POR SIEMPRE NIÑO

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A veces siento que no voy a poder. Siento que sigo siendo la misma semilla de hace 10 años. Mi mente sigue allá en los inicios del 2000’s creyendo  que cada pedazo de vida es solo algo divertido que puede tener un chiste o un momento optimo de risa de alta frecuencia. Todo este tiempo sigo creyendo que la vida es un parque de diversiones, mi mente no ha crecido y sigue paseándose en el carrusel, girando en su propio eje. Pero no voy a resistirme. Lo admito, soy un niño y también un inmaduro. Y quiero seguir siéndolo, (pero muy dentro de mí: quiero cambiarlo). Me hace joven, me hace espontaneo. Lo disfruto, lo respiro. Creo que todos queremos un poco de eso. Seguir saltando sin mirar abajo, quedar suspendidos en el aire más amable que nos acaricie y nos arrulle como una cuna de nubes almibaradas.  Creo que llorar por lo que no podemos cambiar es un caso perdido. A veces nos sentimos con ganas de llamar la atención y recurrimos a las lágrimas.  Al pañuelo lo lastimamos much...

P.S. TE ODIO

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¿ Te he dicho cuanto te odio?... ¿No? Perdóname, olvidé mencionarlo. Es preciso que lo sepas; te detesto. Ya sé que tú solo te hechas a reír como chimpancé, hiena y payaso de circo a la vez. Esas horas de risas no compensan mis horas de llanto, porque me gustas. Lo sé, soy un caso perdido  [Genio de la botella concédeme un último deseo: odiarlo]. Ahí me tienes, en mil pedazos ¿Puedes volverlos a unir? ¿Puedes armar una pirámide en mi honor aunque solo hay escombros? Te advertí desde el día uno que no me hicieras mentiras manufacturadas por tu boca, ni que me pusieras hilos en mis extremidades, como un títere ¡Y lo hiciste! ¿Por qué? ¿Querías tenerme cerca para elevar tu ego?, ¿Sentirte bien contigo mismo? ¿Te gusta tener a los demás como peces tras tu anzuelo?  [Mi bella genio sal de esa botella y cumple mi último deseo: odiarlo] ¿Qué buscabas? ¿Sexo? Te lo hubiera dado sin pedir nada a cambio, salvo un buen polvo. Hubiéramos llenado de nuevas pose...

¡SÁCAME DE AQUÍ!

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S i estás leyendo esto por favor, créeme estoy de rodillas, te lo suplico, ¡Sácame de aquí! Si puedes hacer espacio en tus alas, déjame subir. No ocupare mucho espacio entre tus plumas y mi maleta esta casi vacía porque lo que más necesito es mi libertad, y eso pesa mucho pero no ocupa espacio porque es libre. Usa todas esas rocas (mis “rocas”) y haz una escalera hacia el cielo. Donde nadie puede alcanzarme, yo creo que tú sabes que quiero un boleto sin regreso. Que el  último tren tiene mi nombre en sus vagones. Quiero correr con los ojos cerrados, quiero ignorar lo que me espera más adelante. Quiero que me tomes del tallo deshojes mis hojas y me soples al viento. Esparcirme como un montón de polen de una flor casi marchita, que necesita resucitar de sus semillas. Déjame tomar las riendas de mi carreta, déjame halar de los caballos. Quiero ser el capitán, jefe, gerente de mi compañía humana. Déjame vendarme y manejar a 200 kilómetros pro ahora de la línea equivocada. Déjame irme a...