MODA, SEXO Y AMOR
Anoche me acosté tarde y no fue culpa del insomnio esta vez,era la creciente expectativa que me provoca conocer a este chico. Tomé las llaves del auto y manejé olvidándome de los semáforos. Tenía prisa.
Podía ver su casa desde lo lejos mientras disminuía la velocidad. El viaje era corto tan corto como su estatura, el sol que nos recibía era rojo, mientras más me acercaba más intrigado me sentía.
Podía ver su casa desde lo lejos mientras disminuía la velocidad. El viaje era corto tan corto como su estatura, el sol que nos recibía era rojo, mientras más me acercaba más intrigado me sentía.
Este chico es un modelo y me ha contratado para tomar fotos. He visto sus fotos en facebook, son muy buenas. Así que mis fotos tenían que salir perfectas.
Estacioné frente a una casa en Surco y mientras esperaba que saliera por la puerta, me dediqué a revisar mis mensajes, no había nadie importante que preguntará por mí, estaba solo y dispuesto a conocer alguien nuevo. La puerta de su casa se abrió y él salió; bajé del auto para saludarlo, su apariencia inofensiva, menuda, con barba que no puede disimular su corta edad, quizá unos 20.
Lo que hace que un imán atrape un clavo sucedió en ese instante entre nosotros. Las miradas y sonrisas agradable combinado con amabilidad en exceso y hospitalidad cinco estrellas.
Entramos a su casa, una muy grande. Subió por las escaleras y me pidió que lo siguiera. Sus ojos eran grandes, y cuando yo hacia un comentario gracioso, tenia una risa tierna e infantil como la del principito.
Joven, guapo y amateur, así lo describí a primera vista, con gran potencial para el modelaje. Cuando vió mi trabajo fotográfico quiso ser mi modelo y yo acepté de inmediato.
Él necesita unas fotos de rostro con agua cayéndole encima para presentarlo a un casting. Un trabajo netamente artístico.
- Vamos al baño, allí haremos las fotos - me indicó.
Al verlo con tanta ropa encima no imaginé lo que podía existir debajo de toda esa tela y algodón. Cuando removió lo que le cubría, mis ojos empezaron a ver estrellas fugaces, porque su piel brillaba de juventud y ternura. No tenia grandes músculos, no abdomen marcado, pero su cuerpo tenia las proporciones perfectas, y parecía delicado, suave y en un color bronceado muy bello.
Joven, guapo y amateur, así lo describí a primera vista, con gran potencial para el modelaje. Cuando vió mi trabajo fotográfico quiso ser mi modelo y yo acepté de inmediato.
Él necesita unas fotos de rostro con agua cayéndole encima para presentarlo a un casting. Un trabajo netamente artístico.
- Vamos al baño, allí haremos las fotos - me indicó.
Al verlo con tanta ropa encima no imaginé lo que podía existir debajo de toda esa tela y algodón. Cuando removió lo que le cubría, mis ojos empezaron a ver estrellas fugaces, porque su piel brillaba de juventud y ternura. No tenia grandes músculos, no abdomen marcado, pero su cuerpo tenia las proporciones perfectas, y parecía delicado, suave y en un color bronceado muy bello.
El sol estaba por ponerse, el tiempo seguía robándole minutos al atardecer. Abrimos la llave del agua y empezó a caer sobre sus rostro y yo empecé a tomar las fotos. Capturando no solo su cara bonita, me importaba más retratar sus emociones que podían quedar inmortalizadas. Las fotos tienen que contar una historia. Mientras, el agua chorreaba por su torso y espalda. ël solo tenia puesto un traje de baño muy cortito.
Sus piernas eran perfectas al natural, no necesitaba ningún tipo de arreglo o membresía en algún gimnasio. Mi cámara temblaban por mis manos que la sostenían. Tengo que ser profesional, me repetía a mi mismo. No puede desconcentrarme, pero fue muy difícil. Mi lugar era estar detrás del lente enfocando sus poses y, al mismo tiempo, tratar de desenfocar o al menos disimular mis bajos instintos que debían permanecer dentro de mis pantalones. Pero somos humanos, era inevitable que se formara una protuberancia ahí abajo.
Sus piernas eran perfectas al natural, no necesitaba ningún tipo de arreglo o membresía en algún gimnasio. Mi cámara temblaban por mis manos que la sostenían. Tengo que ser profesional, me repetía a mi mismo. No puede desconcentrarme, pero fue muy difícil. Mi lugar era estar detrás del lente enfocando sus poses y, al mismo tiempo, tratar de desenfocar o al menos disimular mis bajos instintos que debían permanecer dentro de mis pantalones. Pero somos humanos, era inevitable que se formara una protuberancia ahí abajo.
El chico no se daba cuenta. Yo con todo esfuerzo volví a concentrarme en las fotos. Flash tras flash empecé a obtener los resultados que buscaba. Mi cerebro cambio de palanca y activo la de crear. Me emocionaba hacer arte y mi cámara seguramente estaría igual de emocionada.
Tierno, inocente y pícaro, era la segunda impresión. Podría estar semi desnudo frente a mí, pero conversar con él mientras trabajábamos, me provocó mucha ternura. Algo que no sentía muy a menudo con nadie. Tan sensible más que una flor de hojas que ante cualquier soplido soez de mi boca podía hacerle volar en pedazos.
Tierno, inocente y pícaro, era la segunda impresión. Podría estar semi desnudo frente a mí, pero conversar con él mientras trabajábamos, me provocó mucha ternura. Algo que no sentía muy a menudo con nadie. Tan sensible más que una flor de hojas que ante cualquier soplido soez de mi boca podía hacerle volar en pedazos.
Yo estaba deleitado. Nada me había hecho sentir tanto en las nubes hace mucho tiempo. No había intenciones ni indirectas, me sentí como en una película, del fotógrafo y su musa, en los años 60's con aires bucólicos.
No necesitaba sacarse la ropa, para sentirme más atraído. Curioso que un pedazo de tela cubriera las puertas de un castillo donde todos mis deseos podían hacerse realidad. El agua seguía recorriendo su cuerpo, ya empezaba a oscurecer y sus dientes empezaron a cantar del frió. Su cabello mojado tapaba un poco sus ojos pequeño. Salió de la tina casi temblando y de puntitas se paró a mi costado para ver las fotos, y con su voz de principito preguntó: "¿Qué tal lo hago?”
Decidimos tomar un descanso, mientras se secaba frente al espejo, yo sentado solo miraba, fue ahí donde note que el ser humano puede ser cautivador sin siquiera saberlo.
La noche ya había caído sobre nosotros. Terminamos un poco más tarde de lo pensando y yo estaba exhausto y con hambre. Cuando bajamos a la cocina me invitó un postre que comí con gusto mientras me conversaba. Yo no soy bueno en esto de leer señales (ya no), pero sentí que sus ojos tenían algo que decirme y su boca no lo dejaba. Poco a poco lo tuve a mi lado, con la excusa de ver las fotos tomadas. Él estaba tan emocionado, que me abrazaba del gusto que haya salido todo bien.
En la antigüedad Narciso fue aquel quien se enamoró de sí mismo viéndose reflejado en un lago, hoy esta persona se excitaba viéndose a sí misma en las fotografías. Su rostro satisfecho por el trabajo no le hizo dudar más y me dijo: “Hagamos más fotos, solo cinco minutos”. Y me llevó hasta su habitacion. Volvió a quitarse todo, pero esta vez lo único que vestía fue un sombrero que lo colocó no precisamente en su cabeza. La ventana era grande y entraba la luz de la luna, más llena que de costumbre.
- "Quiero fotos artísticas" dijo él. Pero yo ya me daba cuenta de sus intenciones, y si me equivocaba al respecto, al menos me di cuenta de las mías. Lo tenia desnudo frente a mí y era hermosa su desnudez.
Inteligente, seductor y decidido. Esta fue la última de mis conclusiones hacia él. No teníamos planeado nada, solo las fotos. Sus poses eran sacadas de literatura griega. Y me enfoque en hacer obras de arte en cada toma, hasta que perdí la concentración cuando dejó caer el sombrero y lo puso sobre mi lente “¿como luzco?”, preguntó.
En la antigüedad Narciso fue aquel quien se enamoró de sí mismo viéndose reflejado en un lago, hoy esta persona se excitaba viéndose a sí misma en las fotografías. Su rostro satisfecho por el trabajo no le hizo dudar más y me dijo: “Hagamos más fotos, solo cinco minutos”. Y me llevó hasta su habitacion. Volvió a quitarse todo, pero esta vez lo único que vestía fue un sombrero que lo colocó no precisamente en su cabeza. La ventana era grande y entraba la luz de la luna, más llena que de costumbre.
- "Quiero fotos artísticas" dijo él. Pero yo ya me daba cuenta de sus intenciones, y si me equivocaba al respecto, al menos me di cuenta de las mías. Lo tenia desnudo frente a mí y era hermosa su desnudez.
Inteligente, seductor y decidido. Esta fue la última de mis conclusiones hacia él. No teníamos planeado nada, solo las fotos. Sus poses eran sacadas de literatura griega. Y me enfoque en hacer obras de arte en cada toma, hasta que perdí la concentración cuando dejó caer el sombrero y lo puso sobre mi lente “¿como luzco?”, preguntó.
De repente uno a uno los botones desaparecían de mi camisa, mis manos se apoderaron de sus nalgas, su desnudez se tatuaba en mis ojos para siempre. Nuestras bocas decidieron conocerse mejor. Él se encargo de mi ropa, para que ambos estuviéramos en las mismas condiciones.
Su piel y la mía se llevaron bien y se recorrían mutuamente. Mi lengua y su glande hablaron un buen rato mientras que su boca mordía mis cabellos. ¿Dónde está la inocencia? ¿Dónde está ese ser frágil? ¿A donde se fue esa criatura indefensa del bosque que me recibió cuando llegue a su puerta?… no lo reconocí para nada. Lo que tenía frente a mí era un ser mitológico hambriento de carne. Y empezamos una sesión interminable de explosiones espaciales que crean universos anatómicos perfectamente mortales. Sus besos alteraban mis contrastes, subía mis iluminaciones, con opacidad cero y sombras altas. Estamos haciendo fotografías en slow motion sin necesidad de una cámara, solo una cama.
Musa y fotógrafo ¿Qué clase de cliché es este? no importa. Hasta la luna estaba celosa, pero seguía iluminando mis besos sobre su espalda. Y mis piernas eran dominadas por sus brazos. Y la vía láctea se acumuló en el lugar donde estaban mis erecciones.
Sus lunares eran míos, los he declarado mis territorios cuando dejó caer sobre mí toda su inocencia fingida. Me sentí completo. La luna bajó y se acostó con nosotros en forma menguante. Acurrucados y satisfechos, un gran trabajo en equipo y no me refiero solo a las fotografías.
Cuando creía que todo era un sueño su mano cogió la mía, y no la soltó por el resto de la noche, desde ese instante decidieron darse la oportunidad de permanecer juntos en los nuevos tiempos que vendrán. Era el inicio de algo inesperado. Ese momento fue la mejor foto que hice esa noche.
Cuando creía que todo era un sueño su mano cogió la mía, y no la soltó por el resto de la noche, desde ese instante decidieron darse la oportunidad de permanecer juntos en los nuevos tiempos que vendrán. Era el inicio de algo inesperado. Ese momento fue la mejor foto que hice esa noche.
Instagram: @elchicodelbusblog
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