¿POR QUÉ? ¿PARA QUÉ?
Anoche la noche era perfecta. Las mesas decoradas con parejas enamoradas. Manos entrelazadas y otras simbologías que me despertaba emociones. Vi a mis amigos con sus parejas y como se quieren mucho. Verlos tan enamorados solo me recordaba lo solo que me sentía. Tocar el violín es uno de mis talentos.
Y cuando te sientes bajo esa nube negra ves que todo a tu alrededor es de color de rosa como si se hubieran olvidado de ti en algún lugar del juego. Como si hubieran perdido mi turno y sigo atascado en un casillero mientras todos los demás avanzaban a la meta.
Cuando llegué a mi casa saqué mi celular, escribí un mensaje y lo envié. Luego de bostezos y sueño, quedé dormido. A la mañana siguiente después de la alarma, encontré el mensaje que envié con una respuesta “ok, hay que vernos”.
No debí pero si debía. Le escribí a la última persona con la que salí. ¿Por qué? ¿Para qué?
Lo peor no fue arrepentirme de enviar el mensaje fue que aceptó mi invitación.
Lo peor no fue arrepentirme de enviar el mensaje fue que aceptó mi invitación.
Me sentí solo y cuando nos sentimos solos a veces cometemos tonterías como esa. Porque creemos que extrañamos a alguien, cuando lo que uno realmente extraña es esa sensación de que existe una persona a quien si le interesas.
Comentarios
Publicar un comentario
Continua leyendo