CUANDO EL ROMANCE SE ACABA
La realidad puede ser muy inoportuna para aquellos que vivimos en un mundo paralelo y fantasioso donde esperamos que todo sea perfecto como una escena grabada por James Cameron digna de un premio Oscar. De vez en cuando, tengo esos momentos donde mi mente se deja llevar por la ilusión. Muchos como yo esperamos conscientemente a Mr. Perfecto, aquel que se quedará en las buenas y en las mañanas que amanezcamos con menos pelos en la cabeza y más pelos en la almohada. Lo vuelvo admitir para quienes no me conocen, soy un romántico cojudo. Aquel que aun creen y espera que el ramo de la novia caiga en sus manos.
Todo el mundo busca alguien que te haga sentir igual de bien que un yogur griego en las mañanas y te despierte con un mensaje de buenos días. Lo deseamos tanto como cuando encontramos esos jeans talla 28 y rogamos que nos queden y cierren en la cintura sin necesidad de meter la panza. El problema es que yo no solo lo deseo, lo anhelo.
Yo encontré esa persona.
Los primeros meses a su lado fueron dignos de una película romántica. Como en un musical de Broadway, literalmente pude haber salido volando si no me ataban el tobillo a una piedra. Y eso es porque ese chico me enamoraba como Romeo y me llevaba a la luna como Neil Armstrong. Mensajes de buenos días y buenas noches. Compartía su día y las noticias de Twitter. Se interesaba tanto en mí que ya no pude hacerme el difícil por mucho tiempo, y comencé a caer por él, creyendo que esta etapa romántica es un eterno re play y que nunca acabaría. Entonces sucedió lo inevitable. Todo se derrumbó como un castillo de naipes. Cerró abruptamente mi cuento de hadas y quedé aplastado por la realidad y mi "felices para siempre" pasó a la sección de lo más buscados en los periódicos.
Mi amigo Gustavo es crudo y cruel cuando se trata de reventar globos, y al mío le urgía un cactus. Se sentó frente a mi y le puso pausa al Netflix emocional que habita en mi cabeza.
- Amigo, cálmate. El príncipe azul se destiñe, el romance acaba. No lo veas como el fin de tu cuento de hadas, míralo como un "continuará...". Espera la secuela. Yo pienso que él sí estuvo interesado en ti, pero no puedes jugar a la película romántica todo el tiempo. Tú eres un romántico sin remedio y él no, no significa que no le intereses solo que el romance es una etapa de cualquier relación y se acaba, luego hay más que eso.
Básicamente ese era mi problema. Cuando el romance se acaba, yo también. Aquel chico era todo lo que yo quería, sin embargo, luego de la etapa romántica descubrí que su personalidad era tan fría como una chela recién sacada de la refri. Él se enfrió como una sopa servida en la mesa dejada a su suerte.
Durante las semanas que nos conocimos fue un príncipe azul, luego de esa introducción, comenzó a desteñirse. Descubrí que él no mostraba sus emociones fácilmente lo cual me hizo sentir bastante inseguro y comencé a cuestionarme si lo que siente por mí es real o solo somos lo que somos porque no hay nadie más a la vista. Me volví ansioso, paranoico y con pensamientos fatalistas de que algo oculta. Y aunque intenté acostumbrarme a este príncipe azul bajo cero, las voces de mi cabeza no dejaron de cuestionarme ¿Los gays somos idealistas? ¿por qué este chico dejó de ser lindo como antes? ¿el romance acaba? ¿qué sigue después de los primeros meses? ¿merecía ganar Trixie Mattel en All Stars 3?
Me propuse desensamblar una relación gay y observar al detalle todas sus partes para saber de que estaba hecha. Y esto fue lo que descubrí:
El romance
Comienza por diversos métodos, desde un chat, hasta una sonrisa en la cola del supermercado. Luego sometemos al chico al detector de fuckboys para saber si me quiere o si me quiere empotrar contra su cama. Si pasan esa prueba, nos sentimos seguro de dar el siguiente paso.
La frecuencia de salidas es importante. Tener buenas e interminables
conversaciones. La compatibilidad sexual debe estar su punto (o en la punta), hasta llegar a las reuniones con los amigos cercanos, quizá planear un
viaje ( convivencia momentánea) y una vez superado todos los niveles de dificultad
como Mario Bros, finalmente esperar el
momento indicado para decir las palabras mágicas: “¿Quieres estar conmigo?”.
La relación
Luego vendría la actualización de estados en redes sociales, un selfie de recuerdo, las historias en Instagram juntos, posts, el primer mes, etc. Hasta que de un momento a otro el romance acaba y otra etapa empieza, la realidad.
La realidad
Comienzas a conocer sus defectos, sus hábitos, sus costumbres, sus ideologías políticas y puntos de vista. Descubres que no le gusta el pollo a la brasa, no aprecia un feed de Instagram armonizado, le molesta los challenges de tik toks, cree que Beyonce está sobre valorada y odia Rupaul’s drag race. Entonces sientes la pegada y te preguntas: ¿En donde y con quién estoy?
Este chico con el que salí es muy diferente a mí, ideologías tan distintas y mundos distintos. Sin embargo, de algo no me cabía duda, estaba loco por mí. “Estaba” en tiempo pasado o pretérito imperfecto. Finalmente, eso era, imperfecto. Y también yo lo soy. Y si él había pasado por alto tantos contras sobre mí en su check list, ¿por qué yo no podría hacer lo mismo? ¿realmente debo aceptar que el romance acaba y la realidad también es bella?
No se puede vivir las relaciones con un filtro de Instagram.
La etapa romántica es sin duda la más linda, pero el final de esta no es el fin de la relación, todo lo
contrario; es el inicio de todo. Lastima que no lo vi así y dejé de salir con él creyendo que allí terminaba el cuento de hadas y aprendí mi lección: lee las letras chiquitas luego del "felices para siempre".
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