LAS OLAS DEL MAR TARDAN EN REGRESAR
Las olas del mar tardan en regresar y las aguas de las mismas muchas no regresan nunca, las piedras lanzadas jamas regresan, solo la sal en ellas vuelve a tus tobillos y las especies marinas ninguna se queda contigo.
Las personas somos olas que van y vienen por la vida. También somos costas que son bañadas por diferentes maretazos, algunos nos inundan, otros solo nos salpican con pequeñas gotas y regresan al inmenso.
Me da igual si se van o se quedan si son pacientes o se desesperan ¿Debemos esperar a que broten raíces en nuestros inferiores fascinados por la escena del momento? ¿Debemos quedarnos por la eternidad esperando a la misma ola que vuelva a romper en nuestra costa como lo hizo la primera vez?
Me da igual si se van o se quedan si son pacientes o se desesperan ¿Debemos esperar a que broten raíces en nuestros inferiores fascinados por la escena del momento? ¿Debemos quedarnos por la eternidad esperando a la misma ola que vuelva a romper en nuestra costa como lo hizo la primera vez?
Las esperamos en la costa, pero nos olvidamos que, a veces, nos atacan por sorpresa mediante ríos profundos. Unas hacen fuerte mi cosecha y otras se desbordan o destruyen lo sembrado en la tierra, y en mis cielos las aves sin aire para volar.
Será que ya no debo buscarle más pies al gato y entender que solo tiene cuatro. Dejar la leche derramada porque aunque la recoja sigue estando colorada. En vano ordené mis piedras del camino para regresar y no me pierda.
Otras olas son inadvertidas, una pluma en la espalda, rozan mis pulgares más gordos y el rey se encarga de secarlos, una gravedad en la cabeza a su mínima expresión, luego de detener la marea vuelve a secarse todo mi malecón. Son un grano más de arena en la playa tan indetectable como un virus que puede convertir a tu cama en tu todo como un cerdo a su lodo, pero al día siguiente una pastilla a tu fiebre alivia.
Otras están en neptuno, una aguja en el pajar, un misterio que todos conocen y nadie resuelve. Son una huella en la superficie lunar, una gota de lluvia en las olas del mar; pueden desatarme de mis suelos incluso compararme con rascacielos, pero no las puedo regresar. No están a nuestro alcance, esas son olas son imposibles.
Miles bañaron mis costas, de cientos quedaron sus gotas, cincuenta pudieron ahogarme otras diez fueron solo postulantes y unas cinco fueron gigantemente inolvidables. De la física se sabe cantidad y las señales pueden más, créanme yo calme mi sed bebiendo olas del mar ¡Regresan! aunque tardan en llegar.
Por Carlos Gerzon
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