EL MUNDO DESDE ARRIBA


Cuentas regresivas que duran por siempre, y cuando esporádicamente tienen un final, nos mordemos la lengua para pedir el anhelado deseo tras la vela que espera ser soplada por una brisa con vibras ricas en sueños. ¿Qué deseamos? Tener todos los números una vez más, y contarlos con calma en una regresión, esperando una nueva sorpresa que ejercite los nervios, sude las manos y pretenda relucir mis pupilas opacas por falta de espejismos desérticos.

La taquicardia empieza su sinfonía, la tetera bajo mi cabellera empieza a silbar y los dedos se escuchan los unos a los otros en un manoseo ruidoso. Mi garganta intenta, pero su nudo simple parece una trenza francesa complicada, mis ojos se infectan de alucinógenas ideas, los pies y su hormigueo interminable me insisten hasta que me transportan a la puerta.

Y es que un buen libro muchas veces puede matar el rato, pero no la noche. Esa maravilla que se creó para que los noctámbulos como yo salgamos a esparcirnos como papelitos cortados en chiquito para que el viento haga de ellos lo que quiera. Un hongo que crece cada vez que llueve, y un pedazo de luna que sin duda debe volver a órbita. Estoy totalmente seguro que diría el “sí, acepto”, si viniera por mí, escurriéndome como agua por las tuberías paseando hasta botarme en el centro de la ciudad. Es ella, la noche mi mejor protector solar, mi mundo, mi lápiz mal tajado con las hojas esperando perder su virginidad, es mi momento favorito desde que se refleja mi otro yo en el vidrio plateado. 
mientras un manojo de celos ajenos intenta aventar la primera, segunda y tercera piedra; una otras otra para quebrarlo en mil pedazos.

Lugares favoritos puede que existan muchos, con historia y conmigo apenas unas que escribir. No importa a donde vaya y que deje atrás, siempre tendré Paris, Rusia, Egipto, Japon y toda la unión europea. Si la noche me lo permite usare mi boleto de los 80 días, curioseando todo desde arriba, y saltar solo para tomar un café. Si sigo delirando no interrumpas, deja que la fiebre haga lo suyo, si esto es enfermedad, debo ser un paciente impaciente por empeorar.

Todo en penumbras es sobresaliente, es exquisito, es excitante, es todo lo que sientes cuando estas bajo unas sabanas vistiendo solo eso con alguien amaneciendo contigo. Usando o no la razón, el efecto de mis píldoras los estafo para que dejen de fastidiarme en medio de la nada tranquila de la noche sobre el océano, que pasividad. Que ternura ver como todas las estrellas se bañan reflejadas sobre el rey salado y la luna suspende su quijada para que yo me recueste en ella a balancearme y charlar de la vida bohemia.

¿Por qué no consigo mantener mi anatomía en sus cabales? Todos mis músculos confabulan para que mi sábado por la noche no se aviente a los perros como sobras de pollo frito. Como si se tratara de un ostión hermético, mi casa no permite a esta joyita salir a brillar sin cesar. Y me rio de mi necedad cargada de majadería si hay un solo gesto que me impida poner un pie fuera. En contadas ocasiones he tenido que usar el atajo del espejo, y perderme más de lo debido, pero el revés de las cosas convierte una negación en una propuesta desafiante que termino ganando con mis maniobras. Logrando ser el titiritero de la voluntad de los demás, dando en el clavo, POM golpe certero, ¿Quién se niega a interrumpir mi fuga temporal?

Un vampiro es bastante gastado para usar, ¿Hombre lobo? Imposible, no soy fanático de los licántropos, pero al fin y al cabo todos criaturas nocturnas, indecisas, vulnerables como vuestro humilde escritor (moi). Plumas que el ventarrón de la noche se lleva para hacer estornudar a nariz que se ponga al frente. Cuando la juventud me ponga su cara más horrenda y las buenas noches se conviertan en tristes amaneceres, recordare lo que mis antepasados dijeron alguna vez y otros lo imitaron, “Solo quiero estar solo”, digno de una boca sedienta de soledad, cuyo dueño en el fondo de la verdad necesita el abrazo más poderoso sobre la faz de la Tierra. Tic toc, tic toc riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing.

- ¡Shit!

Buenos días rayito de sol. Te odio por ser veloz tocando mis parpados ansiosos de otra noche prolongada y sin ir más lejos a través del espejo. 


#G
Anoche, Gercar lo dijo


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