DIAS DE PERRO
Después de todo, los errores al parecer se crearon para mis decisiones. Menudas veces he pensado que lo tuve todo y nunca quise saberlo, perdí el tiempo en lo que me interesaba saber. Jamás pude vislumbrarme siquiera desde fuera de mí, y ver el desastre de humano en el que me fui convirtiendo; renunciando a mi inocencia, mi romanticismo y confianza ciega en los demás. Y a los demás no les importa si paso por el borde del acantilado esperando que me jalen hacia atrás. Sentía que mi papel estaba completamente arrugado sin más espacio e imposible de seguir escribiendo mi historia, me adelanté al punto final luego del primer párrafo.
El prologo fue suficiente en ese libro, Soledad es la única que me hace compañía, con la única que comento mi disconformidad. Es muy buena escuchándome pero nunca recibo feedback desde su lado, quizás por eso le converso porque sé que no me juzgara ni me sermoneara; me gusta saber que siempre me engaño a mí mismo conversando con ella.
Las lecciones están siendo bastante duras, y una manzana en el pupitre no aminora las ordenes que recibo del maestro indiscutible de la vida “el destino”. Siempre he sido su favorito pero en el sentido en que soy, su punto donde arrojar sus arrebatos, escuchando yo la clase en el rincón de los castigados con las orejas de burro a mis costados.
¿Si existe algo que me haga sentir mejor? Diría un sustantivo propio de números par, pero prefiero morder mi lengua antes de morir por mi propio veneno. Me muero por respirar su aire y llenarme de su nombre junto al mío en un árbol; por frotar ambas masas para crear la escultura más perfecta y blanca de los salones fríos en los museos griegos. Pero es mejor detener esta marea, podría arruinar mis costas de por vida, y no quiero más sal en mi bahía.
He escapado muchas veces de mis padres tratando de esconderme tras los matorrales en medio de las carreteras mientras buscaban mi rastro los viernes por la noche, cuando mi ímpetu se apodera de mi razón y huir es la mejor salida de emergencia. Pero nunca he podido escaparme de mi destino, la prueba es el lugar donde me encuentro ahora, el norte del planeta, contando las horas para irme. Pero evidentemente mi regla numero uno es dejar la huella indeleble mas enorme antes de volar de nuevo a casa.
Podria escalar cualquier edificio usando solo las paredes para que no me persiga por la escaleras ,pero él usaria el ascensor.Puedo caminar descalzo de puntillas para impedir que me oiga, pero él siempre me encuentra en su disfraz de Karma para cobrarme hasta el último centavo en mi fila de deudas. Pero no me importaría quedarme en la miseria más embarazosa, siempre y cuando no se me sigan descotando momentos felices convirtiéndolos en días de perro.
#G
Anoche, Gercar lo dijo
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