TUS TELARAÑAS EN MI CABEZA



Hola, hoy soñé contigo y no me sentí a mis palabras cayendo en un suicidio. No sentí que debería vender mi alma al diablo para tener una migaja de tu mirada. El reloj de nuestra historia, que solo fue nuestra en mi cabeza, se detuvo por piedad.

Las noches ahora son cortas, sin tu pensamiento haciendo de las suyas en las profundidades de mis sábanas donde todo se hunde y tiene forma de ti.

Me levanto sin ningún dolor muscular ni neuronal, soñar contigo me saca una sonrisa vintage que hacía años que no la tenía y casi había olvidado. 

Me cepillo los dientes sin mirar mis lágrimas a través del espejo del baño. Me paso el jabón sin imaginar que son tus manos que rozan cada partícula de piel que soñaba ser poseída por tu obra y gracia de cuerpo.

Tus ojos, esas dos luces, ya dejaron de ser la opción de alumbrado en mi camino cuando manejo por esas carreteras espantosas llenas de la soledad más angustiante.

Tu cabello pasó de bosque tenebroso, donde me perdía a propósito para que vengas a mi rescate como en los cuentos de hadas, a solo un montón de pelos sin vida.

Tus manos ya no empujan ese columpio imaginario que me mecía y paseaba, me engañaba pensando que todo era un juego de niños.

Tus palabras se enmudecieron. Tu voz ya no está en mis audífonos que me adormecían de calma y ternura para caer dormido.

Tus mentiras por fin entraron a mi calendario de dietas, y deje de comerlas. Ahora estoy más slim fit y me entra todo tipo de pensamientos ademas del tuyo, como vestimenta nueva, sobre todo el sosiego, que está o debería estar de moda.

Tus deudas conmigo las pague a largo plazo con mis pensamientos, cotizados a una tasa de cambio abusiva y capitalista. No soy hombre de deudas.

Sin embargo, aun temo. Admito que es verdad. Todo este tiempo en rehab, he aprendido a alejar todo lo que tenga tu nombre calcado como el estampado más chillón. Es verdad que ya no te revuelcas en mi lengua como un caramelo agridulce que me hacia encorajinar cuando ni bola me dabas.

Es verdad que han pasado muchas lunas, menguantes, llenas, medias y noches des-joyadas. Es verdad que he vivido por cada día sin verte, un año. Eres un microbio muy fuerte, te involucraste con mis órganos vitales, y todos te rendían tributo con la adicción de ti.

Sin embargo, aun temo. Temo que si te vuelvo a ver (que va a pasar pronto) y ya no podré evitarlo porque la vida te puede meter en mis narices nuevamente como heroína inesperada... Temo que mis rodillas cedan y se compadezcan de ese recuerdo leve que aún queda y le den el poder necesario para explotar y volverse indestructible nuevamente. Temo por nuestra amistad. Temo por nuestros escenarios juntos que se verán en llamas de incomodidad y fastidio. 

Supongo que tengo que ser cabal, radical e inteligente. Las telarañas de mi cabeza finalmente han sido fumigadas, sería una tontería volver a soltar a los arácnidos para que vuelvan a tejer confusión en mi hueco cráneo.  Llego la hora de la batalla final, verte y tratar de no sentir.


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