SOY TU ZOMBI
¿Qué paso con nosotros? No me voltees la puta mirada, atrévete a dar la puta cara y respóndeme ¡¿ Qué carajos pasó con nosotros?!
Yo te diré que pasó conmigo si tu me dices que pasó contigo.
Yo te diré que pasó conmigo si tu me dices que pasó contigo.
Yo estaba bien, expulsé toda la materia de mi cuerpo y me volví liviano, me dejé llevar por ese flow que se desprendió de tus palabras como una plegaria logrando que yo creyera en algo, sabiendo lo escéptico que soy en asuntos románticos.
Yo gasté todos mis ahorros para pintarte un cielo violeta, y le puse alas a los chanchos. Todo eso hice porque me sentí ilusionado hasta la coronilla.
Ahora bien, dime ¿Qué pasó contigo? ¿Querías probar que eres un dulce irresistible? o ¿Solo querías saber si yo era esa figurita que le faltaba a tu colección de rompecorazones?
Tuviste la oportunidad de dejarme ir cuando yo me percaté de que algo andaba mal, pero preferiste seguir adelante, tenerme en tu red un rato más y me pusiste en tu tablero al lado de los caballos y cerca de un jaque.
¿Y tú? Tú eres zombi porque comiste mi cerebro hasta saciarte, te comiste todas mis ilusiones y mi creencia en la segunda oportunidad. Me dejaste en blanco, lavaste mi cerebro ( antes de comértelo) y ahora yo no hago más que seguirte, también, como un zombi, pero de los buenos; uno que te busca y quiere comerte a besos. Devorarme tus piernas, enjuagarme con tu sudor y condensar nuestros deseos como antes de este apocalipsis que provocó tu alejamiento.
Te voy a contar todo lo que quería; primero, sentirme como pulgarcito entre tus manos, protegido, pues te hice zoom mil veces, te hice grande, te puse en un altar. Yo frente a ti era un devoto jorobado que cargaba tu anda a todos lados, y traté de hacer que mis amigos fueran devotos tuyos también, pero todos se daban cuenta que yo estaba vendiendo mi alma al diablo, todos lo vieron; todos hasta el perro de la esquina, todos menos yo.
Cuando te fuiste me llenaste de mucha soledad y, aunque no ocupaba espacio, ocupaste mi tiempo que pude invertir en alguien que si me de utilidades. Me llené de ira y resentimiento. Fui congelando y aún más mis sentimientos, generalizando a las personas por tu culpa, haciéndome creer que todos serán igual, como un mecanismo de defensa muy útil. Me gustaría hacer un baño de espumas con mi rabia acumulada y sumergirte en él y sientas el ácido en tu dulce boca mentirosa.
Tendré que tragarme todo eso que extraño,como hablar contigo. Extraño drogarme con tus palabras ¡Dios sonaban tan ciertas! Me imagino que lo mismo pensaban los otros nueve cojudos que estaban detrás de mí, postulando para blanco de tu juego.
Sacar una muela es menos doloroso que sacarte de mi cabeza. Fue doloroso, solo un momento, después como buen paciente estuve tomando medicamento para calmarme, esperando olvidarte. Lo logré, pero hoy te recuerdo. Me empalagué demasiado contigo. Le arrebaté al doctor una fuerte dosis de desahuevina y me la inyecté porque no podía más con toda esta mierda que sucede en mi cabeza, es necesario enjugarla.
Es necesario entender que no hay príncipe azul, que se destiñen con el tiempo, es cuestión de páginas en el cuento para darte cuenta que su intención es percudida, sucia, y ni el más potente quita mancha sacará eso de esa persona.
Es preciso abrir los ojos, pero realmente abrirlos, y al primer indicio de que algo anda mal, desistir, abandonar y buscar un lugar donde no te alcance sus mentiras. La decisión es tuya. La vida es como una serie o reality show, tu elijes hacerla una comedia o un drama.
He vuelto a la vida desde que te olvidé, ser un zombi no me queda bien, ser el tuyo menos. Estoy seguro que andarás buscando otros cerebros que lavar (o comer) y luego dejarlos destruidos cuando quedes "satisfecho", alla tú.
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