EL TERCERO

Muchas parejas buscan añadir un ingrediente a su relación. Un tercero que no seria de violinista, más bien un complemento. Alguien que le ponga diversión y parental advisory al dúo y lo convierte en trió. Hacerlo es como quitarse aquella duda clavada dentro de la zona más experimental de tu ser.

Si te toca ser violín, no seas como piolín, que no se deja comer. Entra a la acción porque el tercero es la fantasía  fantasía de cualquier pareja con dos dedos de frente (o atrás o abajo...)

El piano es para unipersonales. Los tambores para los que tocan solo hasta segunda base. La trompeta para los que saben soplar. La guitarra muy predecible y la consola es muy egoísta. Nada como un buen violín.

Si los reyes magos eran tres y seguian una estrella, porque tú no podrías pasarla bien acompañado en una cama King size sin necesidad de contar ovejas y que te hagan ver estrellas. Y no lo digo yo, el número tres siempre es mejor desde tiempo históricos, los mosqueteros eran tres, la santísima trinidad, etc. Incluso en el Edén no solo eran Adan y Eva, ella se dejó “seducir” por una serpiente. 

Las noches pueden ser agudas, graves o esdrújulas, porque limitarte a un monosílabo,dependiendo del acento que le pongas, ponle la mayor fuerza de voz donde tú quieras... dale un break a tu monogamia. ¿No quieres cumplir la fantasía de protagonizar esos videos porno que tanto ves?

Y si alguien te dice "NO gracias, yo no hago esas cosas", relax y qué no cunda el pánico, si una puerta se cierra, otras piernas se abren. 

No soy un santo ni tú tampoco. No he confesado nada, solo expongo lo que varias mentes temen pensar en voz alta. Es una lástima que muchos aún piensen que el placer propio depende del permiso de terceros, de una falsa moral.

Si dos son compañía, tres son multitud ¿qué hay de malo en eso? 

 Por Carlos Gerzon

Instagram: @elchicodelbusblog