CARTA A LA MALDITA PRIMAVERA


¡Oye maldita primavera! ¡Tengo algo que decirte a la cara pedazo de ramera! Me siento traicionado y, no me importa que te hagas la divina y buena gente con tus flores y mariposas en el estómago excitando a la gente, no me vengas con idioteces ni te hagas la digna ya que lo sabes muy bien, me has traído otra temporada de escasez. Te juro que tengo ganas de agarrarte de los árboles y sacudirte por todo el mar muerto para que quedes tan salada como yo. 

Otra vez estoy fuera de tus planes cursis. Yo te esperaba, como dicen las canciones noventeras, para que me traigas buenas historias, sin embargo me siento plantado como novia en el altar. Mi sonrisa las has vuelto sepia y mis chistes en gris ¿qué clase de plantas crecen en tus campos que a todos enamoras? seguro todos han fumado de tus hierbas de jardín. Deja de sacarme piedra, déjame ganar.

Mis amigos dicen que a la primavera se le espera solo porque viene antes del verano no para ilusionarse en vano; qué no siempre trae amores, y a veces no llega a tiempo porque cuando crees que te mandara sol, te envía lluvias.

Eres cruel y pasas ligera, me haces daño solo a mí. Eres avara y maliciosa, quieres que lloren por ti todas las rosas. Puedes convertir mis desgracias en oro, pero prefieres arrojarme vestido de rojo a donde corren los toros. Ese afecto que solía tenerte lo publicaba hasta en los diarios, mientras yo para ti, siempre fui un caso cerrado. Te crees dueña de la felicidad, pero muéstrame ¿Quién te quiere? Nadie te desea, el invierno siempre te roba días y la gente quiere más al verano.

Somos dos extraños de ahora en adelante, mirada de desprecio con escupitajo si te cruzas en mi camino. Si entregas tu flor (más de una que debes tener pendeja) me importará un pepino. Tienes mi dicha en tu cartera, me niegas un romance que esta de oferta en los grifos de la carretera. Eres conchuda y malagradecida, acaso ¿no te acuerdas de los poemas que te hacia cuando estaba en la primaria?

“Me sonrojo azulado,
primavera de ti estoy enamorado
Cuando te fuiste Amar-i-llorar fueron mis opciones.  
Y cuando volvías yo fui feliz por Ver derepente, 
tú cuerpo rosado por mis manos”.  

Estos y más poemas me obligaban a escribirte. Ahora mi lengua es una serpiente venenosa, los colores ya no son la misma cosa desde que te has vuelto meticulosa calculas todas las parejas que has de terminar.

Ya superé tu llegada cada año, he encontrado pasatiempos que me hagan menos daño. No quiero ser rencoroso ni amargado, y no es que te odie, pero si estas cayendo por un abismo y tengo una soga, me la pongo al cuello antes de ayudarte. Te crees astuta y pendeja, le hechas la culpa a febrero y su catorce, que hacen mejor chamba que la tuya. Voy a demostrar que no eres necesaria para conseguir hombres, y saldré a divertirme con nueve, diez u once.

Quisiera llevar la fiesta en paz, a ambos nos conviene tu llegada, tú quieres ser la cualquiera de las que todos hablan, pero soy resentido y esperaré tu muerte lenta cuando el verano te derrita hasta los huesos. 
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