EL MAR DE BAHAMAS ES UN CHARCO SIN TI
Mamá nos hizo un regalo muy especial, un viaje en familia en un crucero por Bahamas. Y no pude evitar sentirme como en una película taquillera de los 90's, con muchas diferencias; primero, no viajaba en un transatlántico; segundo, no viajaba en un mar helado, todo lo contrario, el mar es cálido; y tercero, el chico que me gusta me esperaba en Perú.
Fueron cuatro días en alta mar, y me sentí rodeado de nostalgia irrealista, una que nunca conocí, una que no me dejaba disfrutar plenamente lo que tenia frente a mis ojos. Siempre deseando estar con alguien.
Mi película favorita es Titanic, y estar en ese barco enorme, solo me había recordar lo perfecto que podría ser todo si él estuviese aquí ¿estará pensado él en mí? no pude evitar preguntarme cuando me acercaba a la popa a mirar el mar que dejábamos atrás en cada atardecer, con un sol bello que pintaba de anaranjado el agua salada, la cual competía con la sal de mi suerte.
Por las noches mientras mi mamá y mis hermanos dormían, salía a recorrer la cubierta y miraba la luna enorme y llena que nos acompañó por una de las noches. El mar es azul intenso como los sentimientos que mi corazón es capaz de emitir; le escribí a él cuando la señal de mi celular y el wifi del barco lo permitía, habían respuestas cortas que me obligan a tener noches largas pensando en por qué no eran las respuestas que yo esperaba. Quizá ese era el problema, yo esperaba mucho.
No conocí a nadie en ese barco, nadie a quien yo quisiera conocer. Me gustaba tanto pasear solo de noche por la cubierta. En una de las noches, fui al casino y luego al bar, y no encontraba distracción, entonces fui a la recepción a preguntar cualquier cojudez, y había un atractivo hombre detrás del mostrador. me atrajo tanto que mi capacidad para entablar conversación fue audaz. Me pasé aquella noche conversando con él; sus brazos estaban hinchados por el gimnasio y las pesas, y su tatuaje era símbolo sexual para mi precaria selección de presas en ese barco.
La noche siguiente fue la cena con el capitán, todos iban de gala o casual elegante. El capitán se acercaba a cada mesa a saludar a los pasajeros acompañado de dos escoltas de la tripulación. Al día siguiente por la mañana supe que no quería vacacionar como el resto, luego de conocer las islas de las Bahamas, regresé al barco y quise recorrerlo. abrir puertas prohibidas y conocer cada detalle. Incluso me encontré con el chico de la recepción de la otra noche: "Quiero trabajar en un barco", le dije.
La diversión en Bahamas no era despreciable para nada, soy yo el bicho raro. Hice snorkel con mi hermano, nadé en alta mar, pasee por las islas y tome muchas fotos. El chico en Perú me dijo "Disfruta al máximo", y traté de hacerlo; en el camino de regreso al barco le compré una estrella de mar.
El último día pasó raudo, estuvimos en el barco sin anclar en ningún puerto, rodeados solo de aguas cálidas y hermosas. Estuve en la piscina, y también en el sauna. Corrí hacia la proa del barco para asomarme a ver las olas romper en el caso, y dormí como un bebé en la terraza de primera clase que daba vista hacia la popa del barco, casi siempre almorzábamos allí, se había convertido en mi lugar favorito, lo único que hubiera hecho este viaje aun mas perfecto, hubiese sido tenerlo conmigo, aunque sea por esos días, sin importar si después no lo volviese a ver, así como Rose nunca volvió a ver a Jack, así de fugaz, pero intenso porque los mejores momentos, a veces no se cuentan por la cantidad sino por la inmensidad de emociones que te hacen vivir. Estoy seguro que esta película hubiese sido mejor con él como co protagonista; de seguro la vida me traerá otra película romántica, y esta vez encontraré el final feliz.
Por Carlos Gerzon
Instagram: @elchicodelbusblog
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