EMOCIONES EN CIRUGÍA A CORAZÓN ABIERTO
Una vez escuche que la vida es como un corte
quirúrgico. Una vez que el daño está hecho, hay que operar. En muchos casos hay que sacar lo que no funciona de
tu organismo, erradicarlo. En las salas de emergencia todo puede que esté bajo
control, pero en la vida real no hay anestesias, y cuando el bisturí penetra en
tu piel, duele. Y extirpar lo que está mal puede complicarse y toma tiempo.
Pues yo diría que el amor o mejor dicho el desamor y todo el proceso que esto implica es como una cirugía. Como cuando tratas de erradicar a alguien que no hizo nada bueno en tu sistema circulatorio, y si no va a quedarse mejor que siga circulando pero en otro lado.
Una vez que la herida está hecha, y haber extraído, digamos, “el tumor” de tu corazon. Solo queda esperar que no regrese. Esperar no tener los síntomas de antes. Si ya tomaste decisión de expulsarlo de ti, duele. Y es ahí cuando el tiempo juega su rol, y pasas tus días tratando de cerrarla, cuando los puntos se quieren abrir. Pasas los días desinfectándola.
Luego de esa cirugia riesgosa a corazón abierto finalmente dicha herida ha cicatrizado. Sin embargo, los primeros días de tomar la desición de operarte y olvidar, cada vez que veas la cicatriz sabrás que algo pasó ahí. Al principio no te acostumbras a la idea, poco a poco va va pasando desapercibido.
La vida trae personas a tu puerta por alguna razón, así como en un
hospital, existen especialistas y doctores que identificaran esos síntomas y te
dirán como evitar que el daño vuelva.
¿Podrás seguir la receta al pie de la
letra?
A veces las medicinas y jarabes tienen mal sabor que preferimos no
tomarlas… y re caemos.
Lo mismo ocurre en la vida real, a veces olvidamos las lecciones y nos
concentramos en las personas aferrándonos, como si fueran la droga equivocada a
la cual volvemos adictos sin darnos
cuenta, hasta que inevitablemente tocamos fondo.
Entonces la herida se vuelve a abrir pero esta vez ya no es culpa del
“tumor” más bien de uno mismo. Y ha contaminado otras áreas. Llega el momento
de un trasplante de sentimientos y emociones.
Yo creo que muchos de nosotros
tenemos ese síntoma muchas veces. Nos aferramos a momentos particulares
y diminutos. Porque la memoria es selectiva y recuerda lo bueno y olvidamos lo horrible.
¿Estas dispuesto a otra cirugia extrema? ¿Podra tu corazón resistir otro corte quirúrgico?
Para que arriesgarnos.
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