SÉ A QUIEN TE HICISTE EL VERANO PASADO
Fue hace unos meses, en una de esas noches épicas con amigos que no ves hace tiempo. Sabes que en algún momento de la noche habrá más alcohol que sangre corriendo por tu ser. Sabes de que es probable que al día siguiente no recuerdes nada de lo que hiciste o besaste. Ese fue mi caso.
No fue cerveza tampoco ron, hubo más tequila, sal y algo de limón. Narices blancas e inhalación. Hubo de todo en aquella fiesta pop. Ingredientes para el drama y la cama.
Recuerdo haber entrado solo a la disco. Llegué ebrio y no encontré a quien buscaba; afortunadamente. Se imaginan qué hubiese pasado si encontraba a ese chico que me gusta. Me atrevería a decirle esas cosas que uno no debe decir primero y menos en el estado en el que yo me encontraba. Estuve desconcertado, pero dentro de mi ebriedad supe que es mejor así.
Sin embargo, mi suerte no duró mucho tiempo cuando lo ví entrar de la mano con otro chico. Él también me vió. Nos quedamos como petrificados. Me quedé inmóvil y a pesar de que estuve algo lejos de ellos, no salí ileso.
A los segundos de ese contacto visual, él comenzó a besarse con el otro. Fue uno de esos besos que se usan para marcar un territorio, esos que son innecesarios y que se hacen de alguna manera para mantener alejado a otra persona. Sentí que lo hizo para mantenerme fuera del juego.
Me quedé inmóvil y de seguro puse una tremenda cara de baboso, y como para sazonar la escena comenzó a sonar los acordes de esa canción:
“I am in the corner, watching you kiss him, ohh
I keep dancing on my own…
Entonces hice lo que mejor me sale en estas situaciones: cerrar mis ojos y bailar. Bailé en mi eje, solo. No me afectó de la forma que pensé que lo haría. No voy a negarlo, sí me incomodó aquel movimiento estratégico que hizo él como si yo fuese una ficha de ajedrez a la cual pretenden hacerle un jaque mate inútil. Me pareció patético, aún así, no pude evitar sentirme incómodo. Yo estaba solo. No había a donde acudir.
Por suerte, en medio de la bulla, la música y aquel momento, mis tres amigos llegaron a mi rescate, algo tarde, pero llegaron. Si hubiesen llegado diez minutos antes quizá no me sentiría como un huevon.
Mis amigos son buenos muchachos y sé que me estiman al igual que yo a ellos. Habíamos quedado en encontrarnos todos en la fiesta. No los veía hace mucho tiempo, no obstante así como llegaron los fui perdiendo uno a uno en el transcurso de la noche. Por cada hora que transcurría uno de ellos desaparecía.
Mis amigos son buenos muchachos y sé que me estiman al igual que yo a ellos. Habíamos quedado en encontrarnos todos en la fiesta. No los veía hace mucho tiempo, no obstante así como llegaron los fui perdiendo uno a uno en el transcurso de la noche. Por cada hora que transcurría uno de ellos desaparecía.
01.30 a.m.
Primero fue Gustavo. Lo dejé en un rincón conversando con su amigo del colegio. Salí del baño después de varios minutos en la cola. Lejos de perderlo de vista, lo encontré. Besándose con ese supuesto amigo de la infancia. Cuando me dijo que tenían tanto de que hablar, supe que tendría la lengua ocupada, pero no de esa manera.
Regresé a la barra donde dejé a mis otros dos amigos comprando más trago. ¿Era necesario más trago? No lo creo. Nos fuimos al segundo piso a fumar un poco de híbrida. Y regresamos más felices que antes al primer piso. Eran cerca de la 2.00 am y la música se ponía buenísima.
Don’t tell you mother,
Kiss one another and
Die for each other:
We´re cool for the summer, Ha!
2:22 a.m.
Gonzalo, mi otro amigo, comenzó a apoyarse en mis hombros, los cuales no eran waterproof, pero aún así sus lágrimas caían. Fue el quinto shot de tequila y recordar a su ex las agravantes del llanto. Ya habíamos escuchado la historia más veces de lo que gira un disco en la consola del DJ de la fiesta. Y bueno la música no ayudaba mucho cuando empezó a sonar Taylor Swift…
Once upon a time a few mistakes ago…
Los estados de ánimo de Gonzalo comenzaron a intercalarse. De un momento estaba con los ojos llorosos y al rato bailaba y saltaba como una pulga en perro nuevo, o algo así. Y si se acercaba alguien no dudaba en deslizarse y bajar lento cantándole la canción que sonara en el momento. Así fue que lo perdimos. Cuando volteamos unos segundos vimos que se iba con un chico barbudo y lleno de tatuajes.
03:00 a.m.
Finalmente nos quedamos Giacomo y yo, mi tercer amigo. Bailando como dos marionetas y dominados por el séptimo shot de tequila que actuaba como nuestro titiritero. Giaco es buen amigo, mientras bailábamos me contaba todas esas historias que no puede contar a nadie. Él es el “caleta” del grupo, el str8 acting y “fuera del ambiente”. Pero cuando toma se olvida de todas sus reglas absurdas.
Mientras seguía hablando y hablando, sentí que algo iba a suceder. Giaco tenia como esos movimientos de cuello de alguien que había tomado mucho. Algo iba a suceder y teníamos que correr hacia el baño antes de que sucediera. No quería que Giaco haga una desgracia sobre mi camisa favorita. Llevé a Giaco hasta el baño antes que vomitara en plena pista de baile. Entramos y lo arrojé hacia un cubículo vacío y dejé que le contara todos sus problemas al inodoro. Una larga conversación…
Mientras tanto aproveché en acomodarme el peinado. Siempre tengo la manía de pasar la mano por mi pelo cada cinco segundos. Mi cara tenía todos los síntomas del ebrio feliz y despistado. Ahí empezó a fallarme la memoria, y comenzaron los flashbacks que son los únicos que recuerdo hasta hoy.
03:45 a.m.
Recuerdo estar en la barra esperando una cerveza mientras conversaba con un chico. Fumamos y tomamos. Brindamos por el simple hecho de encontrarnos aunque no seamos los mejores amigos ni nada parecido. Somos lo que se dice: “conocidos”.
Al parpadear me encontraba en un taxi con este chico. Él se durmió en mis piernas mientras yo parpadeaba varias veces para no quedarme dormido. El taxi preguntaba por indicaciones y él hablaba dormido, indicando al chofer por donde tenía que dirigirse. Su voz sonaba entre cortada y como si estuviera hablando con la boca llena. La típica voz de alguien que ha tomado mucho más que yo.
Cuando volví a sentirme despierto, me encontraba desnudo en una cama que no era la mía y él en la misma situación que yo. Yo mirando hacia el techo y él boca abajo. No había sabanas y mis bóxers colgaban de una lámpara. El espejo instalado en toda una pared fue el testigo de lo que sea que haya pasado allí. Si tan solo ese espejo pudiera contarme…
Entre las cortinas se asomaban unos rayos de luz. Lo cual me espantó al darme cuenta que eran más de las seis de la mañana. Eso me despertó, y comenzó la ardua tarea de buscar cada una de mis prendas. El dolor de cabeza, y mi equilibrio prácticamente ausente, hacían aún más difícil esta misión.
Recuerdo que, antes de salir de esa habitación miré de reojo hacia atrás. Se veía hermoso desnudo en su cama, tenía un trasero bonito y suave, dormía como un bebé. Ojala pudiera recordar, de seguro fue bueno. Mientras bajaba por el ascensor traté de acomodar mi pelo pero esta vez no tuvo solución. Pedí un taxi y al llegar a mi casa dormí como una piedra.
Horas después mi celular me despertó. Tenía dos llamadas perdidas de Gonzalo y una de Giacomo…
¡GIACOMO!
Soy el peor de los amigos. Lo dejé a su suerte en el baño vomitando sus demonios y nunca supe más de él. Lo llamé de inmediato preocupado por él y contestó con la voz de ultratumba. Parecía lana del rey cantando. Yo aún estaba medio dormido cuando le marqué pero terminó de despertarme cuando comenzó a contarme lo que hice…
Según Giacomo, después de haberlo dejado abandonado en el baño, escuchó mi voz conversando con alguien. Cuando él salió del cubículo ya no me encontró. Eran cerca de las 4:30 am, ya no había mucha gente en el local. La música pop cada vez era menos conocida. Giacomo salió detrás de mí gritando mi nombre pero yo no lo escuchaba.
Yo no recuerdo nada.
Meses después…
Hace una semana fui a almorzar con Giacomo y Gustavo. No frecuentamos tanto como antes. Los tres tienen novio, trabajan y viajan mucho como Gonzalo.
- Y bueno ¿Ya nos puedes contar con quien te fuiste aquella noche?- Empezó a preguntar Giacomo a Gonzalo que acababa de llegar y se sentó a mi costado.
- Como que ya es un poquito tarde para chismes de hace meses ¿no?- Le respondió Gonzalo entre risas.
- Bueno al menos Gonzalo no es mal amigo y no me dejó solo en el baño por irse a tirar con un chico- continuó hablando Giacomo insinuando y mandado indirectas sobre lo que pasó conmigo esa noche. Yo solo me reí haciéndole creer que no era nadie importante.
Pero quien tuvo la mejor intervención fue Gustavo y mirándome a la cara, sin anestesia ni preparación me dijo:
- Yo sé a quién te hiciste el verano pasado.
- Yo sé a quién te hiciste el verano pasado.
Mi cara se puso roja. Se supone que todos se perdieron esa noche y yo podría mantener mi versión de los hechos de la manera más decorosa y digna posible. Pero el papel de mosca muerta no me duró mucho, al menos duró casi un año desde esa fiesta.
Todos al unísono preguntaron: ¿A quién?
- ¿Por qué estamos hablando de algo que paso hace como un año? Que aburridos - dije para tratar de zafarme.
- ¿Con quién te fuiste? - preguntó Gonzalo
- Lo sabía, dejando a tu amigo en el baño muriéndose por irte detrás de un pene - gritó Giacomo con su inconfundible humor.
Finalmente Gustavo me miró con esa sonrisa malévola de villana de telenovela mexicana…
Yo sudé frio, pensé salirme con la mía y mantener mi secreto a salvo. Le envié a Gustavo una mirada letal la cual él fue capaz de traducir y entender. Tomó un sorbo de limonada y no dijo nada.
- Nada, es broma - dijó Gustavo. Aunque nadie le creyó, eso sirvió para que ya no insistieran.
Empezaron a servir la comida. En ese momento suena mi celular con un mensaje de whatsapp de Gustavo.
- Me debes una -
Efectivamente le debo una.
Solo espero que, así como yo no recuerdo todo lo que pasó esa noche, el chico que me llevó a su casa tampoco recuerde nada. Que no recuerde que hablamos. Que no recuerde que nos besamos en el taxi camino a su casa. Que no recuerde que terminamos desnudos una vez más. Espero que terminé creyendo que el chico a quien llevó hasta su cama fue aquel que besó cuando yo entré a la disco y los ví. Que crea que fue el chico que lo acompañó a esa fiesta.
hahahaha me ha pasado
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