SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS Cap. #02 PARIS IS BURNING



En París, mi filosofía YOLO estaba más presente que nunca. Siendo de noche, y estando en esta ciudad, la única opción es fluir. Dejarse llevar. Por fortuna mi reloj biológico no lucía alterado, a pesar que no dormí nada en varias horas el sueño no aparecía. Jet lag bajo control. Y mi mente rezaba:

"Por favor Morfeo sigue visitando a otros y a mí déjame despierto. Paris is burning and my pussy is on fire".
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Ni Jonás ni yo sabíamos por dónde empezar, no teníamos un plan en especial. Pero ese dilema no duraría mucho, David tenia la solución.

David es nuestro roomate y viene de México. Tiene mi edad y al igual que yo llegó hoy a París. Se puede sentir una vibra muy buena cuando estas a su lado. Nos contó que conoció a alguien de Chile llamado Marcelo, ambos habían decidido salir de fiesta esa noche. El plan que David propuso consistía en ir hasta el hotel de su amigo y una vez ahí cerca al centro él nos llevaría a algún bar o disco.

Cerca de la media noche llegó nuestro taxi al hotel. David y yo esperábamos en el primer piso mientras tomamos una cerveza. Jonás es un caso perdido que no sabe el significado de la puntualidad; dos horas después bajó al lobby y el taxi ya tenía cerca de 20 minutos esperándonos. 


            Llegamos al hotel de Marcelo. Él nos comentó de un bar cerca al cual podíamos llegar caminando. Y así poco a poco la noche tomaba forma, ya éramos cuatro latinos en tierras europeas, caminando por las calles parisinas con ese allure que no se explica. El reloj marcaba la 1am y las calles estaban vacías. Esto no es Lima para nada, por ninguna esquina; aquí la fiesta no dura hasta las últimas consecuencias. Acá no existe parranda más allá de las 3 de la madrugada. Aquí las leyes sí que se respetan, y bajo esas circunstancias estábamos tarde. Las fiestas empiezan temprano como a las 8pm, no hay “hora peruana” que valga.  

              Luego de ver varias puertas cerradas y otras que se cerraban en nuestras narices, fue difícil olvidar que siendo lunes las opciones para tomar algo y bailar eran escasas; o quizá estábamos buscando en el lugar equivocado. Poco a poco las expectativas creadas iban evaporándose como mi paciencia. Aun así decidimos seguir buscando y que ninguna estadística arruinara nuestras expectativas. Finalmente Marcelo encontró un lugar que le era familiar: 

Una especie de bar club donde los colores del arco iris brillaban a pesar de la noche. Música electrónica mezclada con algún hit pop del verano. No había ni una sola mujer dentro del local, pero si una gran variedad de barbas, tatuajes, músculos, twinks, sugars, etc. Un local reducido pero bien surtido.  


Mientras hacíamos la cola para comprar unas cervezas un hombre con aspecto de 60 años, pero con una vitalidad de 20, se acercó a conversar con nosotros. El pobre hombre estaba borracho y acosaba a cualquier jovencito que ingresaba, mi amigo fue una de sus víctimas.

De un momento a otro las luces se apagaron y los hombres alrededor comenzaban a lanzar aullidos como criaturas licantropas. Se alzaron los celulares con la opción de la cámara abierta. Todos dirigían su vista hacia una de las paredes que tenía una especie de caja de vidrio incrustada la cual se ilumino. Parecía esas vitrinas de tiendas en la calle, pero en lugar de un maniquí apareció un bailarín exótico con el six pack más perfecto y vestía tan solo un diminuto bóxer que le cubría una protuberancia considerable.


El público se puso eufórico, el show fue una simulación de un hombre dentro de una ducha y se pasaba la esponja por todo el cuerpo mientras el agua caía y acariciaba cada musculo, dejando traslucida la prenda que cubría sus genitales, que de por sí ya captaban la atención, mojados aún más. Paris is Burning.

El baile húmedo de aquel monumento de hombre detrás del vidrio terminó de explotar las mentes de los presentes cuando se sacó los boxers, dejando a la vista los centímetros que Dios le dio. Tenía el miembro erecto y un trasero pequeño pero con las proporciones necesarias. Hizo que más de uno lamiera el cristal del otro lado. Un show que dejó inspirado al público quienes comenzaron a buscar compañía para el resto de la noche.  

Luego de fumar un par de cigarros. Nos percatamos que las personas se marchaban, dejando el local casi vacío. Preguntamos y la mayoría de personas se dirigían a otro club donde a puertas cerradas podías quedarte hasta el amanecer si querías. Fue el vip de la puerta quien nos mostró la dirección.

Caminamos cerca de 10 minutos hasta encontrar el local. Se trataba de un sótano, al cual bajamos sin preguntar, el vip en la entrada parecía una piedra solo movía su brazo para abrir la puerta. Calculo que no habría más de 40 personas, el local es pequeño con paredes blancas y curvas, como una caverna con luces por todo el techo.

                Hicimos amigos muy rápidamente, incluso David encontró una compatriota. Bailamos lo que nos pusieron y tomamos lo que nos invitaban. De vez en cuando salíamos por un cigarro y regresábamos bien acompañados. No había tanta gente como el bar anterior, pero suficiente compañía para esperar a que saliera el sol. Hubo más de un latino; y a diferencia del local anterior aquí si habían mujeres.

                Hicimos uso de nuestras tradiciones peruanas con la infaltable “puti-vuelta”. Obviamente como cualquier noche de fiesta y en avanzadas horas llega el momento de dispersarnos. Cada uno buscando la diversión que se acomode a sus necesidades.

Una anécdota curiosa de aquel lugar fue el momento cuando quise ir al baño. Para mi sorpresa los urinarios estaban ahí al lado de la escalera por donde entramos, no había puerta, prácticamente cualquiera que pasara por ahí podía verte meando de espaldas. Y eso no es todo, cada urinario tenía un cartel y cada cartel estaba destinado para cada tamaño. Digamos que había urinario para “dotados”, “promedio” y “sin comentarios”. Excéntricos.

Foto tomada por mí ( Si no me creían aquí tienen la prueba)

“No hay que sorprenderse: es Europa. Es París” me dijo el chico que se encargaba de guardar las pertenencias que se encontraba al frente de los urinarios. Es el más guapo de todo el local, lucia tranquilo y conforme con estar detrás de esa ventanilla esperando pacientemente que la gente entregue o retire sus carteras o chaquetas. Muchos chicos se acercaban y aunque no tuvieran nada que recoger o entregar, daban cuantiosas propinas. Otros se acercaban solo a hacer preguntas tontas y buscar conversación. El chico del “bag check” viene de Portugal, es amable y amigable con todos, y me “late”( se me empezaba a pegar el dialecto mexicano) parecía disfrutar de estar rodeado y deseado por la mayoría de chicos de ese bar. 

El acento inglés-portugués-francés que se manejaba sonaba de lo más sexy. Pero desafortunadamente no comía helado y muchos menos se le chorreaba. Era un hombre heterosexual que solo hacia su trabajo. Y cuando algunos atrevidos se pasaban de copas y más que conservarle lo tocaban y trataban de besarle, él con la misma amabilidad que mencione anteriormente los rechazaba. Es demasiada tentación para un lugar como ese.

        La noche ya estaba avanzada, yo no había tomado mucho. La música no se entendía. David me invitó un trago el cual tomé sin preguntar que es. Las horas que he estado despierto empezaban a hacer efecto en mí. Me sentí algo cansado, sin embargo no me atreví a decir nada al ver que los demás la pasaban bien. Pero si sentí que necesitaba sentarme en algún lugar sin bulla y fumar un cigarro. No quise ser el aguafiestas, traté de animarme para disimular que moría de sueño, y nuevamente la solución la tenía David.

         No habíamos hablado mucho durante la noche, David y yo estábamos concentrados en lo que nos rodeaba y no uno en el otro. Sin embargo su mirada cambio de repente, supe de inmediato el significado de esa mirada porque yo también la uso cuando quiero obtener algo. Es seducción en primer grado cuando miras fijamente a la persona frente a ti.

        No voy a negarlo, bailamos pegadito. Sentí su pecho y sus manos buscaban las mías y di la vuelta para seguir el ritmo sexy de la música, sentiendo su respiración sobre mi cuello y la humedad de sus labios que buscaban un camino para llegar hasta los míos. Marcelo y Jonas platicaban en la barra haciendo nuevos amigos y fumando cigarros clandestinamente. No pude hacer ni una consulta con nadie tuve que sacar mis propias conclusiones y tomar mis propias decisiones. Mientras mi cabeza trataba de descifrar lo que pasaba, David ya había encontrado mi boca.

    Subimos al primer piso para fumar ese cigarro que quería desde hace rato, también necesitaba sentarme un rato y salir de la bulla. Ya no había casi nadie y yo ya no pude disimular lo cansado.  David y yo comenzábamos conocernos un poco más, platicamos de nuestros planes en Paris; precisamente mañana yo deseaba ir a Versalles y él también, y eso bastó para decidir que iríamos juntos, con nuestros amigos. Así nació mi París Squad.

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Y así pasaban los minutos, veíamos la gente subir por las escaleras y marcharse. Otros salían por un cigarro. Poco a poco quedaba más vacía aquella caverna. David se acercó a mí al punto que los centímetros entre nosotros fueron nulos. Me puso un brazo por encima de mi hombro y me acurrucó cuando le mencioné que estaba a punto de dormirme por lo cansado. Para ser mi primer día y noche en Paris tuve demasiadas emociones juntas.  

        Luego de un rato, todo se silenció. Si esperamos un momento o una señal fue esa. Solo faltaba que ambos nos decidiéramos o uno de los dos tomara la iniciativa. Saqué mi celular para ver la hora una vez más. Es tarde le dije a David pero él no tenía nada que decirme. .

David me besó y no puse resistencia, porque en el fondo esperaba que lo hiciera.Si se trataba de un viaje este comenzó con mi primer beso en Paris

El cielo fue cambiando de color, las luces comenzaron a apagarse, y nuestros amigos aparecieron. Se apagaron los cigarros y el chico del bag check se despedía de nosotros luego de que bailara los últimos 20 minutos con mis amigos. Era hora de irnos.

 Debíamos dormir algo antes de salir a conocer más de Paris. Yo estaba seguro que ese día no soñaría, porque el solo hecho de estar en Paris es vivir dentro un sueño y no quiero despertar aun.  


Continuará… 


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