EL CHICO BUENO ES MUY BUENO PARA MÍ parte 2



Nuestras ganas desembocaron en una habitación de hotel. La Luz de neon parpadeante en la entrada nos daba la bienvenida. Entramos a la habitación asignada y dimos rienda suelta a nuestras ganas contenidas en el auto. Ahora si podíamos ser todo lo que bestias que quisieramos. Empezamos con besos, luego nos quitamos poco a poco las prendas que estorbaban.


A diferencia de otras historias, esta escena de sexo fue diferente. Me atrevo a decir que especial; porque cuando tengo sexo con alguien que no conozco suelo ser automático, practico y a veces desinteresado. Solo lo hago y ya. No me interesa los preámbulos ni las buenas conversaciones. No me interesa crear una atmosfera ni nada por el estilo.

Sin embargo, el chico bueno me había dejado inspirado. Su sensibilidad me hizo pensar de que debería ser bueno con él y muy prudente. No podría ser violento o fogoso. Después de esa noche mucho me temía que no volvería a ver y así fue. 

Apagamos las luces y puse música desde mi iphone. En spotify tengo un playlist que se llama “Winterland” compuesta de canciones que de alguna forma me recuerdan el invierno y la nostalgia que este transmite.

La cama era dura, pero la suavidad de su piel me llevó a otro lugar lejano. Los primeros besos fueron suaves y fueron mutando a una sensualidad sin precedentes. Luego de besarnos como si nos conociéramos de tiempo, a cámara lenta y con caricias en el rostro. Poco a poco fuimos poniendo nuestras bocas en otras situaciones. Nunca me había demorado tanto en una posición así.

Su cuerpo se acomodaba a mis caprichos. Su silueta era perfecta, se quebraba y la forma de sus músculos eran impactantes. Parecía una estatua de mármol. Las formas que tomaba su cuerpo eran wow. Unos cuantos pasos de ballet y yo ya estaba listo para entrar.

Se movía que parecía que bailaba alguna sonata o clásico. Yo estaba disfrutando cada movimiento y cada segundo de su cuerpo frotándose con el mío. Fue bueno muy bueno. Hasta que se acabo. Y como bien lo predije, lo único que quería es irme. Él, sin embargo, quería quedarse horas, seguir conversando y conocernos más… pero no.

No puedo. No quiero. Me gusta, es bueno, fue bueno en la cama. Pero no quiero nada mas allá de eso.

Tuvimos química sexual, no cabe duda. Pero no hubo otro tipo de conexión. No hubo la magia que yo espero.

Entonces seguí actuando como desde el inicio. Con educación, amabilidad y mucha cautela. Hasta que me dijo lo que me temía: “Quiero conocerte mas, me gustas”.

Cuando dijo eso: Me espanté. Pero no pude demostrarlo ni hacer un solo gesto. El chico había sido tan lindo toda la noche, que no había forma que yo le rompa esa ilusión de buenas a primeras. Pero tampoco quería darle falsas esperanzas.

Me dijo tantas cosas lindas en ese momento, que cualquier chico estaría babeando por él ahora mismo. Pero hacerme el “buena gente” en ocasiones similares y anteriores, no me ha llevado a nada bueno.

-        No me conoces - le dije.  

Lo dejé en su casa y él no perdió la sonrisa ni la simpatía. Creo que no entendió lo que le había dicho. Entonces llego otro momento que me llenó de pavor. Cuando me pidió el whatsapp…

Entregar el número telefónico deja abierta una esperanza que yo no quería entregar. Pero, me vi en la obligación para quedar bien. Y además nunca se sabe, quizá puede repetirse lo que paso en el hotel. Fue bueno, muy bueno.

Luego nos despedimos.

Al llegar a mi casa, ya tenia dos mensajes de él. “Llegaste bien?” “Buenas noches”

Me llené de ternura y al mismo tiempo me sentí mal porque no quería contestarle. Pero nuevamente por ser buena gente le respondí y me despedí para irme a dormir.

Él volvió a mensajearme varias veces.

Al día siguiente el primer mensaje que encontré fue de él. Dándome los buenos días.
Y así llegaron algunos mensajes más. Entonces decidí mantenerme en silencio todo el resto del día. Al día siguiente a ese, respondí dos palabras. Y él respondió al instante y no le volví a escribir nada más.

El momento había llegado. Tenia que empezar a ignorarlo. Y así fue.

Una semana después no supe nada de él. Y me dieron ganas de escribirle a ver que sucedía con él. Sin embargo, no hubo respuesta.

Al día siguiente volví a recordar lo bien que la pasamos. Y quise repetir. Sé que no debería porque ya había sido muy cruel al ignorar sus mensajes. Pero, acaso no somos así las personas: egoístas.

Volví a escribirle, pero no hubo respuesta.

El chico bueno había desparecido. Podía verlo en línea, pero simplemente no le daba la gana de responder. El chico bueno había entendido mi posición y ahora ya no respondería los mensajes. Lo cual es lo mejor. Sentí que había hecho bien las cosas… o mal.

Hice bien porque tengo una teoría: cuando conoces personas enamoradizas en la primera cita es una mala señal… suelen enamorarse fácilmente de cualquier persona. Hoy de ti, en una semana de otro y a ti te deja de lado.

Además, si no me gustaba por completo para que iba a seguirle la conversación. Sin embargo, también hice mal porque no me di la oportunidad de conocer un buen chico.  




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