SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS Cap. #04 VOULEZ-VOUS?
Una vez un sabio dijo que la vida es un sueño. En estos momentos me gustaría que la vida sea como un disco rayado; y se reproduzca una y otra vez.
Girar y girar, vivir la vida lejos de casa en buena compañía. Girar y girar como las aspas del molino que adornan la fachada del icónico Moulin Rouge. Dejarme cegar por las luces de esta ciudad, como canta Bono en U2.
El tercer día quise incrementar aún más la fantasía que me causa esta ciudad. Busqué un mapa y marqué todos esos lugares icónicos que tengo visitar antes de irme. Lugares convertidos en leyenda gracias a innumerables e inspiradoras películas, incluso video clips musicales. Como la escena del diablo viste a la moda en la fuente de la Plaza de la Concordia.
Lo único que faltaba para que estos días fueran perfectos, es coincidir con la semana de la moda en Paris, pero ni modo. No se puede tener todo.
Evidentemente visitar la casa de Coco Chanel en la 31 Rue Cambon es una parada obligatoria. Estoy en Paris, quien sabe cuándo volveré. Por ello debo realizar todas mis fantasías. Pero saben ¿Qué es mejor que la fantasía?
La realidad que parece magia.
David estaba muy cansado y también yo, pero no podíamos postergar un momento tan importante en nuestra estadía en Paris: Visitar el Moulin Rouge. Eran cerca de las nueve de la noche. Si íbamos al hotel a dejar las cosas y descansar, saldríamos muy tarde para aquel lado de la ciudad.
Al llegar al hotel, y desplomarnos sobre la cama, nos miramos con cierta culpabilidad. Cansados y con toda la pereza por delante, decidimos postergar nuestra visita al molino rojo para la siguiente noche. Es un gran riesgo, porque solo nos quedan dos noches y mucho po conocer, pero estábamos dispuesto a tomarlo. Yo aún podía sacar fuerzas de algún lugar de mi cuerpo para ir, pero David me hizo una propuesta inspirado en el tema. Y no pude rechazar su proposición cuando lo dijo con el acento adecuado:
- Voulez-vous coucher avec moi (ce soir)?
- Oui, monsier.
Al día siguiente el sol entraba por la ventana y abrió nuestros ojos a un nuevo día. Los cuatro latinos listos para recorrer Louvre. Cámara en mano y con todos los filtros posibles en snapchat. Dispuestos a sacarle una sonrisa a la Mona Lisa y darle una mano a la Venus de Milo.
El arte es parte muy importante de mi viaje a Europa, de hecho es la razón principal de esta aventura. Siendo el viejo continente, la cuna del arte, debo mirar al máximo todo lo que pueda, como dice la gran GraceCoddington, “Keep watching, cause whatever you see by the window it can inspire”. Y así lo hice.
Me deje seducir por los cuadros de Jacques-Louis David y la coronación de Napoleón y obras de Miguel Angel. Personas que dejando su legado. Hicieron historia. Que honor.
Nos tomamos fotos en la pirámide de vidrio en la entrada y también a la salida. El sol quemaba tanto como el infierno de Dante. Caminamos hasta Jardín des Tuileries donde descansamos frente a una gran fuente. La vista es inigualable. Insisto cada rincón de Paris es como una Postal.
Marcelo compró macarons y mientras dábamos unos mordiscos aventábamos monedas a la misma fuente donde Andrea Sacks arrojaba su celular ignorando la llamada de Miranda Priestly.
That’s all, debió pensar ella.
Mi deseo fue el mismo que pedí en la Fontana di Trevi hace unos días cuando estuve en Roma.
La rueda de la fortuna giraba hermosa y se confundía con los rayos del sol. Tomamos un descanso bajo los árboles en plena Avenida de los Campos Elíseos. Ahí nos separamos. Marcelo y Jonas se fueron.
David se quedó conmigo y le pregunté si podía acompañarme hasta el arco del triunfo. Se lo pedí en idioma local para convencerlo más rápido:
- Voulez-vous?
- Voulez-vous?
- Oui, monsier - Respondió.
Y con el último suspiro cruzamos por todas esas increíbles tiendas de ropa de diseñador. Llegamos hasta el monumento y sacamos todas las fotos posibles. Estuve tan cansado que no podía ir a otro lugar que no sea una cama.
Subimos al Metro de regreso. Ahí me quedé dormido en el hombro de David, yo lo llamaba pronunciando su nombre en inglés “Deived” y por ratos lo llamaba: “baby”. Antes de llegar a la última parada donde debemos bajar, debido al cansancio lo llamé: “Beivid; y ese fue su nombre a partir de ese momento hasta el momento de la despedida.
Al llegar al hotel, nuevamente el cansancio fue mayor que el de ayer. Moulin Rouge nos esperaba, pero David estaba muy agotado, entonces decidimos quedarnos en el hotel. Mañana será muestra última noche y ya tenemos planes, la visita al mítico cabaret tendrá que ser fugaz, no podremos ver una función.
David nunca había visto el Diablo viste a la Moda (lo sé, ¿Qué le sucede? ¿Quién no la ha visto?) Entonces, le pregunté si tenía algo de energía extra para quedarse despierto a ver la película conmigo:
- “Vous le vous?” - le pregunte.
- “Vous le vous?” - le pregunte.
- Oui, respondió él.
Salí a comprar unos snacks y nos acomodamos en una de las camas. Jonas había salido, teníamos la habitación solo para los dos nuevamente. Todo parece escrito. Y no estoy inventando. En todos estos días, nadie más se hospedó en esta habitación. Siendo un hotel para viajeros mochileros, lo lógico es que a veces te toque dormir con extraños. Pero no fue el caso. Tuvimos suerte o simplemente cumplimos con las órdenes del universo.
Después de los primeros 20 minutos poco a poco mis ojos cedían al cansancio y el sueño. Me acomodé en el pecho de David, y poco a poco comencé a soñar despierto. Todo parecía perfecto. Pensé que estaba soñando cuando escuche las palabras mágicas:
- - Me gustas mucho.
Al escucharlo, sonreí. Él no podía verme porque estuve de costado bajo su brazo. Al mismo tiempo me invadió cierto pánico que no me dejó disfrutar del todo aquel tierno momento. Mi mecanismo de defensa volvió a activarse y construyó un muro para protegerme; e hice algo que está mal, o quizá esta bien.
Me hice el dormido.
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