EL CHICO DEL BUS Cap. #28 EN EL TAXI



Ambos subimos en el asiento posterior y el noctambulo conductor del Uber negro parecía indiferente y desconectado de nosotros. Luego de unos segundos y mientras el auto avanzaba escuchábamos los gritos de K que se quedaron atrás, ambos nos echamos a reír como dos niños luego de hacer una travesura.


-       ¿Tú amigo que se mete ah? – preguntó A entre indignado y sarcástico.
-       Creo que de todo un poco.
-       Esa ropa que llevas puesta es de él ¿o me equivoco?
-       Jajaja ¿se nota?

A guardó su teléfono en la casaca.

-       Viéndolo vestido así, creo que sí. Además, este no parece tu estilo.
-       ¿Como así?
-       Cuando te encuentro en el bus o por el barrio me doy cuenta.
-       K es diferente, es raro. En este “mundo” hay muchos submundos.
-       ¿Ah si?
-       Si.

Luego de unos minutos el taxista se detuvo en un grifo.

-       Jovencitos voy a echarle gasolina un momento- Dijo el taxista.
-       Ok – respondimos ambos.

Luego de unos segundos A comenzó a torturarme...

-       ¿Quien es H?

Procesar esta pregunta fue denso y mi mayor preocupación era si decirle la verdad sobre H. En ese mismo instante recordé lo que K había dicho: “Y que tal si A es el impostor”.

No podía concentrarme con el trago y mis pensamientos alborotados. Y que tal si en verdad A es el impostor... pero al mismo tiempo suena ilógico.

Si A fuera el impostor significaría que es gay. Partiendo de esa premisa: ¿por que A usaría fotos de H? ¿Lo conoce?

-       H es un amigo mío. Seguro creyó que eras él – le respondí a A.
-       ¿Me parezco a él?

La verdad es que no. H y A son tan diferentes. Mientras que H es vanidoso, presuntuoso, seductor, libertino; además de sexy, cuerpo trabajado en gimnasio y tatuado a la perfección. A, por lo contrario, es el típico chico de al lado. El bueno. Aquel que tu mamá quisiera que lo presentes como tu novio. Cuerpo atlético, pero no trabajado, de sonrisa sincera y algo naíf. Así de diferentes son.

-       Créeme no se parecen en nada.
-       ¿H es tu novio?

Dentro de mi ser me daban ganas de gritar que sí; de que H es un chico que me ha robado el sueño desde que lo conozco. Lo deseo y lo quiero y nada me gustaría más que ser su novio.

-       No, solo es un amigo. Creo que también trabaja en el mismo banco que tú.

Probablemente lo que acabo de decir suene disparatado; y lo es. He mentido. H no trabaja en el mismo banco que A, pero ya que hablábamos de H, seria bueno descartar a A como el impostor. Así que le pondré algunas preguntas y trampas para averiguarlo.

-       ¿ah sí? ¿En que área trabaja? – me preguntó A muy interesado.
-       Creo que en finanzas.
-       Esa área es pequeña, a lo mejor lo conozco.
-       No creo. Además, prefiero no descubrirlo.
-       Bueno ya sé que su nombre empieza con H. El lunes lo averiguaré jeje – dijo A riéndose.

Esto es ridículo, las teorías de K y mi ebriedad me hacían cometer actos de torpeza. Afortunadamente, las respuestas de A me daban tranquilidad. Es evidente que no sabe de quien hablo. Además, A está ebrio, si supiera algo me lo diría. Los borrachos y, además ingenuos como A, dirían la verdad.

-       Y el loco que grita ¿Ese si es tu novio?  
-       ¡NO! – respondí casi asustado.
-       ¿seguro?
-       Es solo un amigo.
-       ¿Cariñoso?
-       Jajaja ¿por qué lo dices?
-       Porque te besó...

Carajo. A si vio el beso en la fiesta. Lo sabia.

-       K es así. Besa a todos sus amigos.
-       Ja – exclamó A.
-       Hablando de amigos ¿y tu amiguita?
-       Cierto.

A sacó su celular del bolsillo y comenzó a revisar sus mensajes. El cielo parecía aclararse y cerré los ojos por un momento cansado de luchar contra el sueño. A comenzó a hablar en voz alta y eso me despertó. Se lamentaba de no haber respondido el mensaje a tiempo.

-       ¿Qué pasó?
-       Ya se fue a dormir a su casa.
-       Ah...

Hace años hubiera deseado este momento en el cual A y yo conversáramos, solo eso. En el colegio yo sabia que él andaba casi de novio con una chica, me quedaba claro que no podía suceder nada, pero ser amigos era una posibilidad.

Como son las cosas ¿no? Hoy A esta a mi costado, borracho en un taxi y hablando de amigos gays y temas que jamás hubiese imaginado. Él y yo tenemos mucho en común y quien diría que el tequila en grandes cantidades funcionará mejor que un hada madrina o el genio de una lámpara para descubrirlo; sentí muchas cosas en ese momento, nostalgia, ternura y muchos nervios.

-       Me quedaré con las ganas jeje – murmuró A.
-       Yo también – respondí sin querer en voz alta al comentario de A.

A miraba hacia la ventana, no sé si había escuchado lo que dije. Tanto A como yo no estábamos en nuestros cinco sentidos. Incluso yo tenia los ojos entre cerrados, pero de reojo no pude evitar percatarme de que A estaba sentado con las piernas abiertas y tenía una erección protuberante. Él seguía mirando por la ventana.

Sin darme cuenta me quedé mirando su entrepierna fijamente, casi descaradamente. Cuando reaccioné de que me estaba pasando de la raya, levanté mi mirada hacia A y él me miraba directo a los ojos. Y nos quedamos quietos un buen rato.

El taxi estaba a una cuadra de la casa de A.

-       Creo que he tomado mucho– exclamó A tocándose el rostro.
-       Yo también.

El taxista se detuvo precipitadamente y ambos nos inclinamos hacia adelante por la fuerza de aquella frenada.

-       Ya llegamos – dijo el taxista.

Por el impacto, mi mano terminó sobre la pierna de A muy cerca de su miembro. Ambos mudos y rodeados de un silencio entre incómodo y lleno de suspenso. Lo único que se escuchaba era mi corazón latir fuera de mi pecho, o quizá eran ambos corazones, el mío y el de él. A miró mi mano y la cogió.

-       Bajemos.


Continuará.




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