MEMORIA SELECTIVA


A veces uno extraña los recuerdos, no a la persona. A veces los recuerdos llegan sin avisar, como un terremoto en plena madrugada moviendo tu cama y tus pensamientos que por fin habian encontrado tranquilidad en medio de un sueño profundo.

Asi son los recuerdos planificados o no planificados, cuando llegan entran en un agujero negro que te absorve. Es manejar en una carretera en pleno invierno limeño, como una niebla que te impide ver claramente el camino y sin darte cuenta te chocas contra un recuerdo inevitable. Justo cuando creias que ese nombre y esa cara ya no podian asaltar esos revecos de la mente y se acomoda en angulos obtusos, se hace llano hasta colmar todo los espacios vacios en 360 grados perfectos. Ni las matemáticas estaban preparadas para recordarte.

En mi caso, lo malo de estos momentos llenos de ti es que suelen venir con una corriente pacífica y formas agraciadas; como si pensará con el corazon en lugar del cerebro, pues recuerdo solo lo bueno y lo malo queda en lo recóndito y muy bien disimulado por las risas que me arrancabas, los suspiros que extraías de mis labios junto a los besos con un sabor mejor que la vainilla.

Te implastaste muy bien desde el primer día y te cuajaste en mis expectativas calzando mejor que un zapato. Por más que abrí el paraguas para protegerme, fue imposible. Lo tuyo no eran gotas de lluvia, fue un huracán que se podia ver desde el espacio, desde la luna; y así cómo entraste, saliste dejando todo en ruinas con cientos de emociones damnificadas, un corazón con fracciones heridas y pérdidas irreparables en mi forma de razonar.

Ya no estas y asi es mejor, pero cuando te recuerdo es como si estuvieses a mi lado diciendome y contándome cosas al oído, acariciando mi pelo como si fuera más bonito que el tuyo y riéndote de cada disparate que suelto en medio de mi nerviosismo de no saber que decirte cuando te quedabas mirándome.

Luego recuerdo lo malo y se detiene la rueda. Frena luego de que mi mente manejara a 200 km/h hacia un acantilado, frena justo al borde antes de caer más profundo en recuerdos que solo alteran mi juicio de como debo pensar sobre ti.

Mi memoria selectiva es benevolente contigo, condescendiente con tus diálogos disparatados, pero entretenidos. No solo mi corazón y mi mente se acuerdan de ti, tambien mi dedos que tocaban tus rizos y tus pezones, mi piel que se estimulaba al contacto con la tuya, la mejor reacción que tuvo mi cuerpo en mucho tiempo.

Sin embargo, creo que es momento de recordar tu ego, que competía con el mundo. Recordar tu abstracción que se interponía entre nosotros. Queriamos lo mismo, pero no compartiamos los caminos para llegar a las mismas metas, esa fue la revelación para detenernos y dejarnos ir.

Hoy seamos un bonito recuerdo para ambos. Tu recuerda lo bueno de mí que yo recordaré lo bueno de ti. Y si me paso de la raya recordandote, mitigaré las consecuencias de mi memoria selectiva con las cosas que no me gustaban de ti.

No creo que tú puedas hacer lo mismo, porque en eso fui mejor que tú.

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