HE ALUNIZADO
Cuando tu nombre se cruza por mi cabeza, un segundo es suficiente para desaparecer de mi oficina y volar hasta la luna y desde allá mirarte. Como una pastilla bajo mi lengua provocando un viaje que no tiene garantizado un boleto de regreso; algo así es cuando te enamoras. Vas sin garantías, a ciegas, entusiasmado e idealizado. Enamorarme de ti es como un efecto psicodélico, altamente ilegal, sustancia recreativa y causante de altos grados de ansiedad tan altos, como una fiebre que ni el termómetro puede medir. Gracias a ti he pisado la luna y, aunque no apareceré en los libros de historia como Neil Armstrong; la única que quiero contar es la de nosotros. Quiero dejar una bandera de paz y mandar a la órbita las discusiones tontas. ¡Houston, tenemos un problema!, porque he alunizado sin ayuda de cohetes ni naves espaciales y no tuve gastar miles de millones de dólares para tocar la luna; bastó un beso y unas cuántas promesas aun por cumplir. ¿Y tú? sigu...