EL CHICO DEL BUS Cap. #32 VERDADES PESADAS
Abrí la puerta y H estaba sentado fumando con una
pipa que me recordaba a Popeye el marino, por el olor y la consistencia del
humo pude deducir que es una de catálogo, probablemente purple kush o sour
diesel. Él volteó a ver quien había
entrado y se puso de pie en cuanto me vio en la puerta.
- Deberías cerrar la puerta. – le dije, al verme
entrando como si nada a su departamento.
- A veces es bueno recibir visitas inesperadas.
- Al menos estas vivo. - le reproché.
- ¿Por qué lo dices?
- Te estuve llamando y te dejé mensajes, quise saber
como iba tu viaje.
H no respondió, como si mi comentario lo dejase
pensando, sentí que algo ocultaba. Se sentó nuevamente, empezó a desmoñar un
poco de cannabis y me invitó a tomar asiento sin levantar la mirada. La cajita
musical donde guarda sus drogas sonaba con la melodía de siempre, aquella que
me recuerda muchas cosas de este lugar. Para mi esa musiquita es como el
soundtrack de una película; la nuestra, y digo nuestra porque tanto él como yo
protagonizamos esta historia extraña y llena de preguntas sin responder. Hoy
todo aquello se acaba, porque tengo que preguntarle directamente que es lo que
siente por mí, estoy decidido y determinado.
Sin embargo, estoy olvidando un pequeño detalle; H
jamás responde preguntas. Es probable que tenga ases bajo la manga para salir
invicto de la situación en la que estoy a punto de ponerlo. Es como un soldado
que sabe evadir las balas en una guerra.
Cuando estuve a punto de tomar la palabra y decirle
de una vez que se dejé de rodeos, él comenzó a hablar:
- Romina sospecha de mí.
- ¿cómo?
- No sé, pero ha estado preguntándome cosas raras.
- ¿Que tipo de cosas?
- No sé como explicarlo, ella esta rara, suspicaz,
escéptica…
- ¿Habrá visto tu celular o algo?
- No lo sé
- Y si alguien le contó que te vio en grindr.
- Puede ser...
- Debe tener amigos gays.- le respondí tratando de
analizar.
- Probablemente es eso.
- O es el impostor.
Dicen que el conocimiento es poder porque saber toda la verdad de
esta situación me ha empoderado, sin embargo conocer los secretos de todos también tiene sus
desventajas, porque conocer la verdad pesa y en muchos casos duele, es una carga emocional tremenda y agotadora.
H no decía nada, luego de mencionarle al impostor
cogió la pipa y le dio un largo golpe a la yerba. Yo lo miraba de soslayo, no
sabia como orquestar mi plan, a pesar de que ahora todas las fichas de este
tablero estaban a mi favor no me atrevía a decir algo, ni siquiera tuve ganas
de decirle lo que vine a decirle. Sentí que realmente él estaba preocupado por lo
de Romina, imagínense que ella se enteré de todo y de esa manera. Seria fatal.
H estaba como resignado, pero aun así no perdía la
arrogancia y seguridad en sus gestos, como si no le importará nada, pero su
mirada lo delataba. No seria justo someterlo a un interrogatorio emocional
ahora, no podía preguntarle que siente por mí, no ahora. Seria muy egoísta viéndolo
desvanecerse.
La ansiedad me consumía y mi corazón latía fuerte.
Entonces le arrebaté la pipa y los fósforos de las manos y me drogué yo
también. El THC entró por mi garganta tan fuerte que subió a mi cabeza en un
segundo y sin darme cuenta. Comencé a toser fuerte.
H me ofreció un vaso con agua y luego miró su
reloj.
- Tengo que salir, si gustas quédate y espérame no he
de demorarme mucho.
- Bueno, al menos ponme netlifx o algo.
- Estas en tu casa G.
Luego cogió su celular y me lo entregó.
- Olvidé cargar esta mierda. G fíjate si por ahí esta
mi cargador porfa.
- Si aquí esta.
- Conecta mi teléfono, voy a ducharme
- Ok.
H se metió a su habitación y yo conecté su teléfono
a la pared. Al hacerlo, la pantalla se encendió y el teléfono estaba bloqueado.
Si mal no recuerdo, el celular de H, se desbloquea formando una letra V en el
teclado táctil. Esperé un momento y cuando escuché el agua caer por la ducha decidí
desbloquear el teléfono.
¡Eureka! Se desbloqueó.
Yo estaba ya drogado con los efectos de la yerba.
Con mucho cuidado de no ser descubierto, entré a la ultima conversación de WhatsApp,
la cual era de un número que no estaba guardado. La conversación estaba
incompleta, como si H la hubiese eliminado y la otra persona aun seguía
hablándole. Casi me fui de bruces en cuanto leí aquello:
-
Querido, tampoco es el fin del
mundo.
-
¿Como puedo saber si puedo confiar
en ti?
-
Paciencia y palabra. Cúmplela.
-
Ya te dije que cumpliré.
-
Ah, por cierto, me olvidé
mencionarte que he cambiado un poco los términos de mi propuesta.
-
¿Qué quieres decir?
-
Voy agregar una nueva condición: regresar
a Lima.
-
Y yo que tengo que ver con eso.
-
Para volver necesito un trabajo,
uno bueno.
-
Quieres regresar...
-
Quiero regresar al periódico.
-
Dijiste que no buscabas eso.
-
“No buscaba” es tiempo pasado. Llevó
unas horas en Lima y ya siento que la extraño.
-
No te basta con lo que me pediste
antes.
-
No.
H estaba siendo chantajeado. Me encogí de
hombros al seguir leyendo.
-
No abuses de tu suerte. Lo único
que vas a lograr es que todo me importe un pepino.
-
¿Seguro?
-
Si.
-
Bueno hazlo. Y le diré al Sr.
Quezada con que clase de tipo está saliendo su hija.
-
No metas a Romina en esto.
-
¿Por qué la proteges? Pensé que no
te importaba.
-
Estas jugando con fuego.
-
El que juega con fuego eres tú.
-
La lastimarías.
-
Lastimar a quien, a ella o G...
Sentí una corriente fría corriendo por mi
espalda cuando leí mi nombre, bueno la letra que representa mi nombre. El agua cayendo de la ducha dejó de sonar, H
ya estaba por salir de la ducha, pero yo tenia que seguir leyendo:
-
No entiendo que hablas ¿Qué ganas
con todo esto?
-
Lo disfruto. Bueno ya sabes,
además de mi propuesta vas a meterme de nuevo en ese periódico y trabajaremos
juntos como los viejos tiempos. Extraño tanto decirte jefe.
-
Aunque te siguiera el juego, no es
tan fácil meterte o contratarte así nomas.
-
Deslumbra.
-
¿Cómo?
-
Así decías siempre en la oficina
cuando le encargabas a alguien una tarea: “Deslumbra”. Bueno ahora te lo digo
yo: quiero empezar el lunes. No se que harás, mueve cielo y tierra y consígueme
ese trabajo, y se que lo harás porque no querrás que tu pequeño noviecito G se
enteré de nuestra propuesta.
H no respondió el mensaje y por ello el impostor
le envió una foto, en ella se veía la pantalla de un celular en primer plano y de
fondo a H durmiendo en la parte trasera de un auto. En la pantalla del celular
se veía el mensaje que yo le había escrito a H:
“No se nada de ti desde que te fuiste de viaje,
estoy preocupado, espero que todo este bien. Te extraño, G.”
En ese momento H salió de la habitación y me
encontró con el celular en la mano. Yo tenia la mirada perdida. Ya lo sabe,
pensé. El impostor sabe de mí, S sabe de mí. Quizá no directamente, pero no tardará
en averiguarlo.
Por Carlos Gerzon
Instagram: @elchicodelbusblog
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