"ME GUSTAS" NO ES SUFICIENTE




Desde que se inventaron los finales felices, los hemos perseguido como un perro detrás de un hueso. Los hemos puesto en un altar y hemos dejado pasar varios finales alternativos con chicos que, quizá no lucían como un príncipe azul, pero se acercaban mucho a la media naranja, aunque lo hayamos tratado como un limón amargo.

Cuando mi mejor Giacomo vino a verme el otro día con una botella de vino en la mano y su celular con un mensaje a medio escribir, sabía que no era una visita cualquiera. Nos sentamos en el comedor de mi departamento que aún tenía los platos servidos de la cena de anoche. No eran horas para tomar un vino, pero por mi amigo podía hacer una excepción.

Se habían conocido por Grindr, pero Giacomo aseguraba que aquel encuentro no era como cualquiera que había tenido antes. No hubo sexo ni "chupada de pinga" como dice él. Todo lo contrario, cuando conversaron antes de citarse, la conversación era de lo más coloquial, sin ningún tipo de connotación sexual. Ninguno de los dos había repasado el protocolo de preguntas comunes en Grindr como: ¿tienes sitio? ¿eres activo o pasivo? ¿tienes nudes? ¿me puedes mandar una foto de tu verga?

Iniciar una conversación en Grindr sin esas preguntas puede significar dos cosas según Giacomo: o le gustas o es un chico que hace esperar para tener sexo con él porque es más tramitoso y tedioso que los requisitos que pide un banco para un préstamo hipotecario. Sin embargo, cualquiera de las dos alternativas era buena para mi amigo. Él siempre ha buscado algo diferente y lo encontró.

Se citaron en la esquina de la casa de Giacomo, pero mi amigo decidió esperar sentado en el auto, no se atrevió a salir a menos que lo viera antes en persona. Cuando el chico llegó, le pareció guapo, entonces recién allí decidió salir del auto y lo saludó y, al sentir una recepción bastante positiva por parte del guapo desconocido, lo invitó a sentarse en el auto a conversar.

Ambos miraron hacia el vidrio del parabrisas, mientras aquel extraño sacaba un cigarro.
-       ¿Fumas? – preguntó

Giacomo cogió el cigarro y se lo puso en los labios, mientras aquel desconocido de barba y tatuajes en el brazo trataba de encenderlo por él. Al no lograrlo, Giacomo le arrebató el encendedor y lo encendió él mismo. Fueron diez minutos en el auto, y la duración fue corta porque aquel guapo desconocido tenía que irse rápido.

-       Solo salí a conocerte – dijo.

Son vecinos. Antes de irse, acabaron sus cigarrillos e hicieron una promesa, la cual mi amigo mucho temía que era una excusa para quedar bien.

-       Nos podemos ver mañana y salir.

Al día siguiente Giacomo escribió al chico, y le dijo “Te olvidaste tu encendedor en mi carro”.
-       No lo olvide.
-       ¿lo dejaste a propósito?
-       Puede ser.
-       ¿qué planes más tarde?
-       Quedé en salir con unos amigos ¿y tú?
-       Voy a salir a una disco con unos amigos.
-       Suena divertido.
-       ¿quieres venir con nosotros? Puedes traer a tus amigos.
-       Claro – dijo él.

Luego de veinte minutos, el guapo desconocido le dijo a Giacomo,

-        Mis amigos ya no quieren salir, pero yo sí.

Giacomo no lo había entendido ¿me quiere cancelar? Pensó.

-       No tonto – le dijimos – no te das cuenta que quiere salir solo contigo.

Y así fue, salieron a la disco juntos, pero no bailaron mucho porque se sentaron en la terraza del bar y conversaron largo rato. Una conversación tan larga, solo puede significar un interés genuino. Nadie quiere tirar solamente, ambos querían conocerse más, no quedaba duda, y querían hacer todo bien.

Luego fueron a otra disco y bailaron toda la noche. Las miradas no se despegaban y caminaban por la disco de la mano para no perderse, incluso se invitaban tragos en cada turno. Bailaron salsa pegado, a pesar de que Giacomo no sabe bailar salsa, pero aquel chico le enseñó lo que necesitaba saber, lo guió. Luego bailaron electro, y fue ahí cuando luego de tres horas de harto dancing y conversación, finalmente aquel extraño besó a mi amigo en la boca, por sorpresa, sin previo aviso, y fue lo más mágico que le sucedió a Giacomo hasta ese momento de la noche.

Luego ambos fueron a buscar el auto de Giacomo y al ser vecinos, regresaron juntos a casa. El celular de Giacomo estaba conectado al estéreo del auto, y la música de iTunes comenzó a reproducirse sola. Sonó una canción vergonzosa para Giacomo, una de sus bandas favoritas y pensó que eso podía reducir puntos a la noche que había salido tan perfecta, pero se equivocó. Aquel chico comenzó a cantar la canción porque se sabía la letra. En ese momento, Giacomo ya no tenía dudas y supo que había conocido a alguien especial.

Volvieron a salir muchas veces, estuvieron varios meses juntos.  Salían a conversar y caminar. Sin embargo, Giacomo tiene un problema, no le gusta la exhibición de muestras de cariño en publico. Asegura que Lima es una ciudad homofóbica y no permitirá ser motivo de burla de nadie. Fue allí que comenzaron los problemas y la curva comenzó a bajar.

El chico resultó ser neo liberal absoluto, sin ningún tipo de máscaras, ni poses; es un ser espontaneo, buen muchacho como diría mi madre y además de guapo muy inteligente. Es un buen partido. Y Giacomo también es un buen partido, pero tiene un gran defecto, se avergüenza de ser gay.

El chico notó de inmediato esta actitud de Giacomo y no le gustó. A partir de ese día los mensajes dejaron de llegar por las mañanas. Los “hola ¿cómo estas?” de Giacomo, no eran respondidos de inmediato, tardaban horas.

Volvieron a salir solo para comprobar que aquel chico era lo que siempre buscó, sin embargo, aquel defecto de Giacomo era precisamente lo que aquel chico siempre estuvo evitando.

“Yo le gustó, pero no es suficiente” – me dijo Giacomo mientras terminaba con la botella de vino.
-       ¿No has pensado que debes dejar esa actitud?
-       ¿Cuál? – Giacomo preguntó.
-       Avergonzarte de ser gay.
-       No puedo evitarlo, me intimido en público.
-       Bueno, a tu príncipe azul parece que no le ha gustado que su princesa sea una eterna bella durmiente. O despiertas o te perderás las cosas increíbles que pueden ofrecerte chicos como él.
-       Se ha ido de viaje, no sé cuando volverá.
-       Estoy seguro que se volverán a ver y  cuando él regrese debe encontrar un nuevo Giacomo.
-       ¡Es perfecto! ¡Me gusta demasiado!
-       Tú también le gustas.
-       Lo sé, yo también le gusto.
-       ¿entonces? Cuando vuelva dile eso “Oye, me gustas. Intentémoslo de nuevo”.
-       “Me gustas” no es suficiente.

Cuando Giacomo dijo que no era suficiente gustarle a un chico, me di cuenta que quizá mi amigo necesite perder este chico maravilloso para aprender una lección. No puedes vivir en una torre y aventar tu cabello para que suban a rescatarte, si no sales tú solo de aquel “miedo al que dirán” probablemente todos los príncipes que intenten rescatarte no podrán hacer nada por una princesa llorona que no quiere ser rescatada.

Instagram: @elchicodelbusblog 
Facebook: @elchicodelbusblog 


Comentarios

Entradas populares de este blog

SEX O'CLOCK Cap. 8 EVIDENCIAS

SIEMPRE NOS QUEDARÁ BUENOS AIRES Cap. #04 EL TIEMPO NO ES IGUAL PARA TODOS

NO SHAVE NOVEMBER