A VECES TE SIENTO TAN LEJOS COMO SATURNO

Quizá hablemos todos los días por WhatsApp. Tú en una ciudad y yo en otra.  Sin embargo, existen momentos en que te siento más lejos que Saturno del sol. Frío y distante como si tu nave de regreso hacia mí se hubiese quedado sin combustible. Como si no se hubiese inventado tecnología suficiente para unir dos galaxias.  

No quiero iniciar una Star Wars, pero tú carácter bajo cero me enerva y me jode como el sol en mi cara sin lentes ni bloqueador. Haces que mis impulsos exploten como un Big Bang y yo no sé medir las consecuencias ni los alcances de mis estados de ánimo. Ellos viajan más rápidos que la velocidad de la luz, así que es probable que no pueda detenerlos y tendrás que enfrentarlos.

Tu personalidad es como una glaciación o era del hielo sobre mi cálido clima tropical. Y cuando quiero saber más de ti, te proteges como Saturno con sus anillos como si no quisieras que nadie se te acercará, como si fuera tu mecanismo de defensa. Me siento como un satélite tratando de ingresar a tus superficies. Y me tratas como un terrícola irrumpiendo en tu atmósfera e invadiendo tus territorios.

Quiero llenarte de abrazos, una lluvia de ellos como si fuera una lluvia de estrellas. La NASA ya no tiene noticias tuyas, ya no me reporta tus movimientos. Cuento ovejas por las noches para dormir, leo ficción de escritores del siglo pasado para que me saquen a pasear fuera de la realidad del siglo XXI.

Ya llevo cincuenta Apolos como misión a buscarte, espero y el cincuenta y uno sea el certero. No pretendo dejar mi bandera en tus territorios porque no considero una propiedad tener tus abrazos sobre mis hombros, pero quisiera que me digas “me gustas también” más seguido. Dime me gustas en bucle, si es posible, te prometo que no me aburriré de oírlo. Además, así puedo creerte.

Te has ido tan lejos donde no llega el wifi, ¿quieres verme oscuro? Yo quiero navegar los rincones detrás de la luna contigo. Si me dejaras llevarte hasta Júpiter te aseguro que la fuerza de mis besos es más grande que sus dimensiones. Pero te siento tan lejos como Saturno, tan frío como Plutón. Yo quemando como Venus por querer llegar a-Marte. Los pasajes han bajado sus precios, podría comprarme un boleto hacia tu destino, pero sino me muestras el camino cómo podré llegar hasta tus ojos.

Me siento como un astronauta sin casco en el espacio, me falta el aire y voy a explotar. Eres como un agujero negro que se ha llevado toda mi paz y calma, mis caricias y palabras bonitas y ya no las puedo recuperar. Aquí en la Tierra tengo un equipo trabajando en una maquina del tiempo para volver a los días en que se alinearon lo planetas y ambos nos conocimos. Debería dejar de ver tanta ficción, y darte espacio, tanto espacio como la distancia entre Saturno y yo.

Por Carlos Gerzon

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