SIEMPRE NOS QUEDARÁ BUENOS AIRES Cap. #03 ME VERÁS VOLAR POR LA CIUDAD DE LA FURIA

 

No sé si les pasa a ustedes, pero cuando yo llego a una ciudad nueva, me siento alguien nuevo también, con la oportunidad de ser quien yo quiera ser, al fin y al cabo nadie me conoce. Mi vuelo que iba ser lunes se movió por mal tiempo para el viernes cerca al mediodía. Me senté en el avión y comencé a leer Rayuela de Cortázar, esperando que aterrice en Rosario cerca de las dos de la tarde, tiempo después tomé un bus de Rosario a Buenos Aires, y llegué a la capital Federal a golpe de las ocho de la noche. Agotado, lengua afuera, cansado de viajar y estresado por la falta de internet en mi móvil.

Miré por la ventana del taxi y me maravillé con los edificios coloniales modernizados, chicos guapos, monumentos, parejas bailando tango, olor a carne, tiendas de vinos, y supe que esta es la ciudad de la que tanto me hablaban. Aunque en ese momento lo único que necesitaba era una cama y dormir hasta que salga el sol. El taxi me dejó en la Av. Estado de Israel, calle que da la bienvenida a la interconexión de muchas calles; la continuación de Lavalle, y el inicio del cruce de la Av. Córdoba y Gascón; donde mi amiga natal me estaba esperando en el octavo piso de aquel edificio que hoy extraño.

 -       Quizá debiste empacar ligero- me dijo La Che luego de saludarme efusivamente con un gran abrazo de bienvenida mientras me ayudaba jalando mi maleta, la cual, a pesar de las ruedas, pesaba.

 Abracé a la Che con lo último de fuerza que me quedaba. Ella me llevó hasta el apartamento que rentaba como Airbnb y me hizo el tour respectivo, de la cocina a la habitación. Es todo un departamento para mi solo con decoración vintage, con una pared llena de libros y un espejo enorme para verme al despertar, habitación con buena iluminación, bolsa de agua caliente para el frio con mantas extra y un balcón para los cigarrillos de media noche e insomnio. Ella estuvo conmigo alrededor de una hora y luego se retiro al verme con ganas de descansar.

 -       Nos vemos mañana a la noche.

Me recosté en la cama y finalmente tuve internet a la velocidad que acostumbro.  El Grindr fue una de las aplicaciones que usé a penas estuve solo, a la vez que les contaba a mis amigos en Lima por el grupo de WhatsApp que ya estaba sano y salvo en Buenos Aires y también a mi mamá. Y cerca de las diez de la noche mi amigo peruano que había vivido años en esta ciudad, vio una de mis historias en Instagram y de inmediato me mandó un mensaje:

-       ¿Cómo llegaste? ¿todo bien?

Conversamos largo rato y aunque ya tenia yo una idea de lo que haría mañana para comenzar a conocer esta ciudad, él comenzó a llenarme de interminables datos y tips para comenzar con el pide derecho mi estadía en la ciudad del tango. Y en ese momento no me di cuenta, pero el universo te pone decisiones en el camino y la que tomes va a cambiar todo el rumbo de tu destino. La única decisión que había tomado en ese momento era acostarme. Sin embargo, al comentarle ese absurdo plan a mi amigo, casi le da un infarto.

 -       ¿qué carajos te pasa? ¿sabes que día es hoy?

-       Viernes…

-       Si, pero no sabes que día es hoy…

-       ¿qué pasa?

-       Hoy es viernes y hay fiesta Plop.

 

La Plop es una fiesta LGTB emblemática en la capital argentina, el símil de matadero en Lima y se lleva a cabo una vez al mes. Una de esas a las QUE DEBES de ir.

 

-       Pero no conozco a nadie y no voy a ir solo a una fiesta.

-       ¿No descargaste Grindr?

-       Pero conocer gente nueva a esta hora para ir a juerguear, no es tan fácil. Además, estoy muy cansado con el viaje y …

-       ¡Otro día descansas! Si no tienes amigos yo te voy a contactar con algunos. Es mas no es una opción, VAS A IR.

 

Mi amigo lo dijo con toda la seguridad del mundo y en pocos minutos me puso en contacto con Emiliano, su amigo de cuando vivía en Buenos Aires. Al poco rato me escribieron él y sus amigos.

 

-       Te esperamos en la entrada del Teatro Vorterix.

Tomé un baño, improvisé un nuevo peinado, me puse mi camisa favorita, pantalones pegados y una casaca de cuero. Aun faltaba una hora para encontrarme con los Emiliano y sus amigos, y un mensaje de Grindr me entretuvo unos minutos. Parecía buen plan entretenerme antes de ir a la fiesta, y aquel chico vivía a solo un par de calles del departamento. Salí y caminé muerto de frio, el pronostico decía que llovería, según el mapa estaba en el edificio correcto, toqué el timbre y bajó el chico de los mensajes, con un look bronceado y aires del medio oriente, guapos y de ojos café. Me invitó a subir hasta su departamento.

 -       ¿te vas de fiesta?

-       Asi es.

-       ¿ a donde?

-       Al teatro Vorterix

-       Ah, la Plop.

-       Asi es.

-       No me gusta salir a lugares gays.

-       ¿alguna razón?

-       Soy bisexual.

 

Su confesión no estaba acorde a mis planes. Yo quería hacer amigos por Grindr, para salir de fiesta no para estar en casa mirando videos en Youtube o Netflix and Chill. Conversamos un rato más y nos besamos hasta llegar a segunda base o blowjob.  Finalmente volví a vestirme y nuevamente pensé en voz alta.

 

-       Quiero bailar.

-       Antes de irte, fuma ¡Qué tu primera noche en Buenos Aires sea inolvidable!

 

Me ofreció de su pipa y fumé el cannabis más puro que había probado hasta entonces. Nos despedimos en la puerta del edificio y espero a que llegará mi taxi. Emiliano y sus amigos me esperaban en la puerta del Teatro Vorterix, y de inmediato sentí la buena vibra. Emiliano ya había oído hablar de mí gracias a mi amigo en Perú, y sus amigos Max y Noah son pareja, claro que en ese momento yo no lo sabia, por lo que inmediatamente me sentí atraído hacia Max. Una vez dentro, todo vino encima de mí como una montaña rusa en bajada.

 

-       Che ¿queres una birra?

 

Obvio que sí, y luego de esa primera cerveza vinieron muchas más. Creo que no tuve que gastar mucho, todo era cortesía de los nuevos amigos.

 

-       ¿Y vos de donde sos? – preguntó Max, quien llevaba puesto un sweater color

gris pastel lleno de aplicaciones oculares que me fascinaron desde que lo vi, me pareció un tipo con mucho estilo y personalidad. Su mirada decía mucho más que su silencio. Él se encargo de instruirme por el mundo de la noche gay argentina, o al menos de la capital.

 

-       Soy de Lima – le respondí.

-       No lo pareces.

 

Nunca sé como tomar esa impresión.

 

El único problema de los amigos de Emiliano, es que no bailaban mucho que digamos. Solo se quedaban quietos en un lugar de la barra y pedían los tragos más coloridos.

 

-       Che, vamos arriba – me dijo Emiliano.

 

Subimos cerca al guarda ropa y nos acercamos a los balcones que daban hacia la pista de baile. De ahí se veía el gran escenario del Vorterix, con una inmensa cortina roja la cual comenzaba a abrirse de par en par. Drag queens, enanos, bailarines, strippers y vedettes, comenzaban a salir como criaturas nocturnas libres de impuesto social, a ser como quieren ser y entretener a la masa de danzantes que estaban frente a ellos en la pista de baile.

 

O partigiano, portami via.
O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao

 

Un par de birras más tarde y un hit de marihuana de un buen samaritano desconocido despues, Emiliano y yo bailabamos Ops I did it again en medio del quilombo de gente en el primer piso.

 

De regreso con los chicos, Max tenía esa sonrisa de alguien que tiene todo bajo control. Es bello, de ojos tiernos, pero intenciones peligrosas. Si fuese un animal, seria una gata. Por la manera en que hablaba y miraba, coqueto y muy seguro de sí mismo. Me sentí atraido como un clavito frente a un iman. Tuve una erección cuando se acercó a mí a bailarme mientras su novio bailaba con Emiliano.

 

-       ¿Y ya te besaste con alguien?

-       Aun no.

 

Luego nos quedamos bebiendo en la barra mientras me daba lecciones sobre el mundo homosexual de la fiesta.

 

-       Aquellos de allá son los villeros, ni te le acerques. Por aquí van a desfilar muchos chicos guapos, porque saben que son guapos y solo pasaran más de una vez únicamente para ser vistos, vienen a “caretear”, así le decimos nosotros. Siempre espera que se te acerquen, porque saben que los estas viendo.

 

Eran demasiadas reglas y no quería reglas, solo me dieron ganas de bailar. Y sentí como una mano me jalaba, pensé que era Emiliano que queria hacer la “Putivuelta” version argentina. Era otro chico, o bueno, no tan chico, este era un hombre maduro de unos treinta y cinco años, alto, buzz cut, parecia de pelirrojo, guapo si lo mirabas de perfil y con la barba recortada esa que raspa y un aro en la oreja. Sexy as fuck.

 

-       Vos vas a bailar conmigo – me dijo.

 

Y no soy maleducado, así que me deje llevar como una ovejita obediente hacia la boca de un lobo, no feroz, solo ebrio. Y aunque no le dije “Que boca tan grande tienes”, me besó repentinamente y me dejé besar como una princesa disforzada de Disney. Me colgué de su cuello y así estuvimos un buen rato.

 

Ooh woo, I'm a rebel just for kicks, now
Let me kick it like it's 1986, now
Might be over now, but I feel it still.

 

Se movía como el agua, con pasitos de baile que parecian sacados de los 60’s, pero con una onda ochentera y al ritmo del 2018. Me hacía girar y yo trataba de imitarlo, tratando de agregar mis propios pasos. Max, nos mandaba animos y urras desde la barra junto a Noah.

 

-       ¡Vamos Perú! ¡Muévelo!

 

Might be over now, but I feel it still
Might've had your fill, but you feel it still

 

-       Vos te vas conmigo – dijo

-       ¿A dónde vamos?

-       ¿A dónde quieres ir?

-       A ver la ciudad – le dije.

 

Emiliano decidió irse temprano y solo quedaban Max y Noah. No podía irme sin despedirme de los chicos y conseguir sus instagram para volver a verlos.

 

-       Anda diviértete con el chabón.

-       ¿Tú crees? Recién lo conozco ¿debería ir?

-       ¡Y sí boludo! si no vas vos voy yo. Ah no, espera que tengo novio.

-       Ustedes ¿se quedan?

-       Nosotros también ya nos vamos. La noche ya se acaba así que ve y haz que acabe él también.

 

Tenía dudas y no sabía si ir o no. Pero todo giraba dentro de mi cabeza como un buen disco. Con la aprobación y bendición de los chicos, decidí tomar el camino largo a casa, como caperucita en el cuento, de la mano del lobo feroz cuyo nombre me dijo, pero no recordaba. El taxi conocía su clientela así que subió el volumen al radio.

 

Eh, I found a spaceship
You got the kinda love that's taking me new places
Eh, I'm on a spaceship

 

Aun no recordaba su nombre, solo lo besé una y otra vez. Él me besaba el cuello, las orejas y ponía sus manos frías alrededor de mi cintura. El chofer del taxi tenía un cigarro en la boca y la mirada en el retrovisor y manejaba pacientemente.

 

-       Primero vamos a dar una vuelta por la plaza- le dijo al chofer.

-       ¿a donde vamos?

-       A ver la ciudad.

 

Pasamos por la plaza, subimos el volumen y dimos vueltas con la venta abierta y medio cuerpo fuera.

 

Eh, you take me, aya, aya, aya
Three, two, launch (oh oh oh)

Eh, I found a spaceship
You got the kinda love that's taking me new places
Eh, I'm on a spaceship

 

Podía volar si quería, volar por la ciudad de la furia como cantaba Cerati, esperando el amanecer que se acercaba peligrosamente para ponerle punto final a mi primera noche, una perfecta noche, que no se compararía con la última en mi estadía en la ciudad de la furia.  Pero era un gran inicio y con la luz del sol se derriten mis alas, ya no hay fabulas, no más caperucitas. Me sentía como dueño de la noche que se iba. Aquella hierba estaba más que buena, fue letal, atacó directamente a mis sentidos más dormidos que necesitaban esta liberación. El taxi se detuvo frente a un edificio de color palo rosa con un portico hermoso de vidrio, para mi sorpresa la casa del chico estaba a solo cuatro calles del departamento de mi amiga. No podria tener más suerte.

 

-       Ya ameneció.

-       Te despertaría con un beso de buenos días, pero tengo una mejor idea.

-       Necesito un café.

-       Lo que necesitas es esto – y puso mi mano sobre su miembro erecto guardado dentro del pantalón.

Sabía que debía probar la carne argentina, puesto que es una de las mejores, pero no me imagine que mi primer bocado sería a estas horas de la mañana. Subimos las escaleras al mismo tiempo que subía mi ritmo cardíaco, y de repente mi sensatez volvía a mí inoportunamente. Por alguna razón tuve un mal presentimiento, como si no debia entrar en aquel departamento. Él abrió la puerta con la llave y me extendió la mano.

 -       Entra.

Continuará.

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