SEX O'CLOCK Cap. 2. AUTOPSIA
Joven de veintisiete años de edad fue hallado sin vida en el interior de un edificio en Playa Azul. Al parecer habría muerto al caer por el ducto del ascensor. El cadáver fue descubierto por uno de los vecinos durante la mañana del sábado, quién comentó: “bajaba con mi novia cuando percibimos un olor nauseabundo, encendimos el ventilador y se escuchó un fuerte ruido, nos asustamos porque pensamos que el ascensor se había descompuesto, y en ese instante comenzó a caer del techo un liquido rojo, nos percatamos que se trataba de sangre”. No quise leer más. Escribí a Ignacio para contarle la noticia, pero él ya lo sabía, “esta en todos los noticieros” me respondió; Ignacio aún seguía en la playa y, desde la casa que habíamos rentado, se vislumbraba el grupo de reporteros, fotógrafos y personal de criminalística en el lugar de los hechos.
Esa misma tarde Ignacio regresó a la ciudad y fue a visitarme. Ignacio siempre tiene la llave de mi departamento, por un tiempo vivimos juntos, creo que fue casi un año. Lamentablemente ambos no estábamos preparados para ser compañeros de cuartos, y no se debe a la limpieza, ruidos molestos o que traiga chicos al departamento, mucho menos que tenga una mascota. La culpa fue de ambos, y quizá haya influido mi salida del closet con él, los dos porros de sativa indica y casi tres botellas de vino. La soledad que ambos experimentábamos por ese entonces nos hizo cometer un crimen de amistad, el cual si no eres lo suficientemente “despreocupado” puede arruinarlo todo. Aparentemente nuestra amistad sobrevivió a aquella noche que pasamos juntos bajo influencias ya explicadas y detalladas, y eso se debe a que nos encanta evadir y omitir la conversación cuando sale en algún momento. Es como una granada localizada todo el tiempo en medio de nosotros, y cuando menos lo veamos venir, explotará en nuestras caras; mientras tanto no debo preocuparme de más porque quiero y estimo mucho a Ignacio. Él ahora esta saliendo con alguien y viven juntos. Quizá sea ese su mayor defecto, comprometerse de inmediato, porque ambos sabemos que le resulta imposible estar solo mucho tiempo. Él necesita que alguien le recuerde lo importante que es y se enamoré de él ciegamente de manera que lo mantenga en una burbuja de seguridad y confianza excesiva. Eso me preocupa, porque es mi amigo y sé que le cuesta enamorarse. Para Ignacio el amor es signo de debilidad y por culpa de un ex ha decidido no volver a caer en las redes del romance.
Cerca de las seis de la tarde Ignacio entró a mi departamento, saludó a mi hermana que se encontraba de salida y se sentó en el sofá. Ambos nos sentíamos ansiosos, ninguno parecía tomar la palabra, entonces rompí el silencio.
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¿Qué es lo que sabes?
El papá de Ignacio es coronel retirado de la policía nacional. A pesar de que ya no trabaja hace años, esta bien enterado de lo que sucede en la institución, tiene un sobrino que es alférez con quien conversa horas prolongadas los domingos durante el almuerzo familiar. Todos estaban al tanto de lo que había sucedido, el papá de Ignacio obligó a su hijo a regresar a la ciudad, ya que el hecho ocurrió cerca al lugar donde nos habíamos hospedado todo el verano. Nos parecía surreal que un muerto haya estado hace unos días juergueando con nosotros.
Ambos nos miramos, y mi rostro hizo un gesto preso de la curiosidad demandando más información. Mientras que el rostro de Ignacio, o más bien, su mirada, solo reflejaba cierto temor de continuar porque temía de su propio relato. Sacó su celular y abrió Twitter, donde se desplegaba un hilo de la noticia narrado por un periodista. “Presos del pánico la pareja al percatarse de que había alguien en el techo del ascensor lo detuvieron y apagaron el ventilador”. Ignacio siguió bajando el hilo del Tweet y ambos leímos lo que continuaba, él ya lo había leído, así que estuvo atento a mi reacción mientras yo me enteraba de los terribles detalles del accidente. “Cuando encendieron el ventilador, las hélices desfiguraron el rostro de Vasco. La sangre cayó por las rejillas del aire acondicionado en el cabello de la chica que estaba con su novio. Desesperados y asustados dieron aviso al conserje del edificio quién apagó el ascensor. El vigilante se asomó desde un piso superior a donde estaba detenido el ascensor y encontraron el cadáver con la pierna rota, el pecho perforado y el rostro mirando hacia abajo. Llamaron a la ambulancia y a los bomberos para rescatar el cuerpo que ya no presentaba signos vitales”.
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Mierda, pobre Vasco. ¿Cómo pasó? Ignacio yo me fui como a las cuatro de la
madrugada ¿en qué momento sucedió todo esto? tú te quedaste hasta más tarde.
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No lo sé. Yo me fui casi al amanecer. Según la autopsia la hora
de la muerte fue a las 6:18 de la mañana.
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Ignacio, yo vi que subiste por las escaleras hasta la azotea ¿Viste
algo?
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Nada.
Ignacio se puso a
responder mensajes por el celular.
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¿A que subiste?
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Subí a encontrarme con un chico que conocí en “Sex o’clock”.
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¿Otra vez? - pregunté en un tono que incómodo a Ignacio.
- "Otra vez", lo dices como si viviera encontrándome con tipos desconocidos.
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No te pongas así. Yo también he conocido gente por Sex o’clock, pero tú tienes un problema
con esa aplicación, la usas desmedidamente.
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Lo ves. Estas juzgándome.
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No empieces.
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Siempre lo haces. Por eso no quería contarte nada.
Este es un tema recurrente entre Ignacio y yo, argumentar quien es mejor o peor que el otro. Y siempre es Ignacio quien empieza con el dilema. Si usas mucho una aplicación de citas eres más promiscuo que yo, si siempre te miran mucho en una fiesta, eres más atractivo que yo. Siempre salían esos temas entre nosotros, y aunque no se decía implícitamente, Ignacio siempre se encargaba de soltar comentarios para sentirse mejor consigo mismo, y si yo le respondía se ponía neurótico. Yo me daba cuenta que era un tema de celos, envidia o falta de autoestima y sentía pena por él. Creo que por eso trato de cuidarlo mucho, porque lo veo como una criatura que necesita atención y, a pesar de sus conflictos, es el único que me entiende cuando lo necesito y soporta todos mis estados de ánimo. Mi mamá siempre dice que los amigos son buenas compañías, pero siempre sienten recelo de las cosas buenas que nos suceden porque también quieren que les suceda. Francamente yo esperaría que ese no fuese el caso entre Ignacio y yo, porque sería muy complicado tener ese tipo de amistad condicionada al éxito o fracaso del otro. Las relaciones amorosas y amistosas nunca son fáciles. Retomamos el tema de Vasco. Entre sus pertenencias, se encontraba un pantalón negro, una camisa blanca con un prendedor. Loafers color negro de hebilla plateada, un reloj, dos pulseras de oro, su billetera y un collar de plata que, curiosamente encontraron en el bolsillo, no lo llevaba puesto.
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No encontraron su celular – agregó Ignacio.
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Debe estar en el fondo del ducto del ascensor – pensé.
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No lo sé, quizá.
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O en la azotea.
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¡Qué se yo!
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¿no te parece extraño? Vasco vivía pegado a su teléfono móvil.
-
Como todos los “influencers” - Ignacio puso los ojos en blanco mientras lo decía.
-
Por eso mismo ¿no te parece raro que su teléfono no haya aparecido?
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Quizá aun esta en la escena del crimen.
Ignacio me quitó la
mirada de encima y volteó el rostro para otro lado. Vi su garganta pasar saliva
reiteradas veces. Me quedé callado también porque aún no había asimilado lo que
Ignacio acaba de contarme cuando dijo “escena del crimen”.
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¿quieres decir que no fue un accidente?
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Obviamente fue un accidente Gael. Ya no se ni lo que digo.
En la autopsia, no había
señales de forcejeo o algún golpe que no sea el ocasionado por la caída. Parece
que la muerte fue instantánea.
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Me da mucha pena esta noticia, pobre Vasco – reflexioné.
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Todo es surreal. Horas antes estábamos tomando, bailando,
celebrando su cumpleaños.
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Nunca sabemos cuando llegará la hora. Muerte hija de puta.
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Ha sido una caída de borracho, acuérdate como estaba Vasco.
Efectivamente Vasco estaba pasado de copas, y no solo eso también había ingerido marihuana de una bandeja de brownies. Y lo vi jalando coca, además que sus amigos estaban en rolas.
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Mezcló pendejazo.
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Solo tenía veintisiete años.
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Todos dicen que ya abusaba mucho de la “blanca”.
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No lo voy a juzgar.
Ignacio recibió una llamada de su papá y de un momento a otro comenzaron hablar sobre el caso de Vasco mientras yo escuchaba atento. Me señaló con el dedo que encienda la televisión. La reportera de siempre narrando detalles y nuevos hallazgos que envuelven la muerte del joven influencer. La madre de Vasco estaba como invitada del noticiero de la tarde. “Mi hijo recibía mensajes de bullying, amenazas e insultos, desde que se convirtió en figura pública de las redes sociales”. Su mamá una señora joven, calmada, con la mirada fija a la cámara. “Tenemos suficientes motivos para pensar que esto no es un accidente. Cómo se explica que un chico en su fiesta de cumpleaños, va a caerse por el ducto del ascensor, nadie tiene acceso a esa zona de la azotea del edificio”. Tiene usted pruebas, le preguntó la conductora. Su teléfono móvil no aparece por ningún lado, respondió la señora firme y contundente. La desaparición del teléfono de Vasco si es un misterio. La reportera cerró la nota agregando que los restos de Vasco serán velados en privado y se incinerará el cuerpo una vez se obtengan las pruebas suficientes.
Continuará
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