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Mostrando entradas de octubre, 2010

EL TITIRITERO

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Q ué profundas las heridas que hacen los hilos en los dedos del titiritero. Siempre trabajando aún después de caer el telón y jugando al ajedrez de la vida con los individuos más dóciles como peones, alfiles o caballos. Tomando ventaja del libre albedrío de los demás para hacer de sus mentiras una verdad absoluta y de sus acciones mucho suspenso. Ese es Lucas, un chico consentido y mimado a pesar de tener diecisiete años. Solucionando sus caprichos con chispas de berrinche.  Tiene la inmortal costumbre de decir mentiras pequeñas, tontas e innecesarias. Incluso de niño era problemático, s iempre rompía las cosas y sus zapatos dejaban evidencia de sus pasos enlodados, haciendo correr a la niñera por toda la casa. Tenia  costumbres extrañas y comportamientos sádicos. Cuando nadie lo veía sacaba a los peces del agua de la pecera que daban vida al pasillo del primer piso, sus puños húmedos chorreaban gotas saladas a lo largo del espacio y los asfixiaba enterrándolo...

LA SAL

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                            "¿ Quién soy? ni yo lo sé con seguridad, pero sé más del efecto que en la herida hace el limón y la sal. (Fueron sus palabras de introducción). El mar está celoso de mí, más sal tienen mis costas que sus profundidades. Me visto de café (continuó hablando, pero inapetente de dialogar), con zapatos sin rastro de limpieza y con gotas de llanto que corren bajo mis ojos. ¿Ridículo? (se preguntaba y respondía al mismo tiempo que limpiaba sus narices). ¿Ridículo? ¿Solo porque escribe un hombre que a sus años aun no sabe por qué llora? (Repentinamente exclamó) ¡De hecho, sí lo sé! pero es mejor guardar los secretos más hediondos que hasta ayer huelen. Esto no es una introducción, es un grito de auxilio. ¡Gatos negros! (mirando al par de mininos que albergó en su jardín desde hace dos viernes) ustedes de ahora en ...

SOLO EN CASA

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S olo en casa, el sueño de todo joven. Quedarse solo y sin medidas. Sin reglas que seguir ni crear. Sacándole la vuelta a la mañana, mandando por un tubo al inquieto despertador haciendo tic tac sin permiso. Solo, fumando dos o tres cigarros, o toda la cajetilla llena de cáncer benigno si se trata de pensar. Me quejaba toda la temporada de una casa sobrepoblada, pero ahora con este déficit familiar, la música puede alcanzar toda su magnitud y romper no solo mis oídos sino también los del vecino. Sin nada más que unas galletas con mermeladas, mis amigos Rafaela y Eleazar estuvieron toda la corta noche filosofando con lo indescifrable de mi mente y cuando no se daban cuenta mis nervios hacían de las suyas. Poco después se marcharon por donde vinieron, el cerrojo hizo bulla al golpearse con la puerta que se cerraba tras sus espaldas; yo, por mi lado, bailaba con la escoba borrando evidencia de su visita. La televisión se oscureció tras un botón, conecté la música y se apoderó d...

LA NOCHE INCOMPLETA

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L as agujetas de Sandro se enredaban en sus dedos, el anillo bañado en oro no era de mucha ayuda. Se desprendió paciente de su pesado calzado, y corrió casi poseído a la ducha a charlar con el agua, no eran horas para que el sol despertara. Algo más que el sudor y un sueño poco llamativo provocaban cosquillas sobre su amilanada piel ¿Por qué la emergencia de despojarse de su cálida cama y ducharse a esas horas?  El otoño, capullo aún, estaba a punto de volar. Sandro cerró la llave de la ducha, la última gota cayó sobre el pulgar izquierdo, estiró un brazo golpeando la mayólica de la bañera con el otro para evitar caerse y cogió la toalla que ya estaba mojada.  Sus nervios los apagó con el café recién filtrado, su estómago lo llenó con las tostadas de los miércoles aunque era martes; Sandro jamás seguiría la dieta para bajar su glucosa al pie de la letra. Afortunadamente no encontró la mermelada casera que tía Greta quincenalmente colocaba sobre la alacena junto a lo...