LOS HILOS DEL DESTINO 2
N o toma mucho tiempo procesar la situación en la que te imaginas el día de tu muerte. ¿Hay sangre? ¿Dolor? ¿Pánico? ¿Terror? Quizá satisfacción ¿Lagrimas? ¿Tristeza? ¿Una agridulce felicidad? ¿Alivio? No lo sé. Sigo vivo. Y quiero seguir estándolo siempre. La segunda vez frente a un arma, o al frente de una amenaza de muerte fue extraña. Era más fácil pensar, en que podría ser atropellado o que me pusieran alguna pepa en alguna bebida en algún bar de esos que abundan en el inframundo del viernes por la noche en la ciudad gris. Probablemente sea una señal, o la segunda. Era la madrugada del sábado, luego de un viernes por la noche cuando le dije a mi vieja que iría a estudiar finanzas a la casa de un amigo. Me vestí recatado para no levantar sospechas en la familia, todos estaban en la sala y yo me disponía a salir pero olvide ponerme un poco de perfume. Regresé y no me gusto lo que el espejo me devolvió, un look bastante desalineado digno de ...